¿Estás busca un destino que le ofrezca conocer cómo vivieron nuestros antepasados y, a la vez, degustar la mejor oferta de platillos tradicionales? Lambayeque es el destino indicado.
El circuito de atractivos que Promperú promueve para dinamizar la actividad turística en esta zona del país es enorme.
La primera parada es el Aeropuerto Internacional Capitán FAP José Abelardo Quiñones de Chiclayo, para iniciar nuestro periplo por la capital de la amistad.
Con el programa de actividades preparado por un guía local y formal, salimos en busca del primer destino: El complejo arqueológico Huaca Rajada-Sipán.
En busca de Sipán
Dicho complejo se ubica entre dos centros poblados. Uno al norte del área monumental, llamado Huaca Rajada; y el otro, Sipán, cuyo origen provendría de la palabra mochica “sipang”, según nos explica la arqueóloga Ceyra Pasapera, directora de este complejo.
Ubicado en el distrito de Zaña, provincia de Chiclayo, en la parte media del valle Lambayeque, aquí se hallaron los restos del poderoso Señor de Sipán, gobernante de la cultura Mochica.
Ajuar funerario
Su sarcófago estuvo acompañado por 8 personajes (3 mujeres, 4 hombres, 1 niño) que serían concubinas, sirvientes y guardianes, además de un perro y una llama, al parecer entregadas en sacrificio.
Su ajuar funerario lo componen numerosas piezas de oro: orejeras, medallones, narigueras y ojos, cetro ceremonial, tocados, así como collares de oro y plata. Rodean al cuerpo conchas spondyllus, piedras semipreciosas y abundantes piezas de cerámica.
Metodología vital
Los arqueólogos Walter Alva y Luis Chero, y la antropóloga Susana Meneses, conocieron las metodologías aplicadas para conservar una tumba intacta.
Otro personaje, denominado Sacerdote Mochica complementaba la historia de la élite local, pero con la recuperación de El Viejo Señor de Sipán, jerarca moche de igual importancia, pero de un tiempo anterior y que incluía 53 ornamentos de oro, evidenció que los cargos y poderío de sitio eran de varias generaciones.
¿Qué visitar?
En Zaña se puede visitar el Museo Afroperuano que describe la presencia de los hombres africanos que fueron trasladados a América y el Caribe durante la esclavitud; el convento de San Agustín y el pórtico de la iglesia
La Merced que no obstante el deterioro sufrido por numerosos eventos climáticos, dejan entrever una etapa de esplendor arquitectónico que es posible admirar gracias a los esfuerzos por mantenerlos en pie.
Estos espacios sirven de escenario para disfrutar historias del pueblo, cadenciosas décimas que hablan de amor y la religión y también para apreciar reñidas competencias de tondero, festejos y hasta el llamado “golpe tierra”, una danza que afirman es anterior al mismo tondero.
Lo más importante es el proceso de mestizaje que sobrevino de la relación de los esclavos con las poblaciones de la costa norte y los propios españoles, expresada en muchas de sus manifestaciones culturales y hasta en sus comidas.
TE PUEDE INTERESAR: