Cuidar la salud mental es tan esencial como atender la salud física, especialmente en un país donde la depresión se ha convertido en uno de los trastornos más frecuentes. Tanto el Ministerio de Salud (Minsa) como EsSalud han señalado que un número significativo de peruanos presenta síntomas depresivos sin diagnóstico ni tratamiento oportuno. El estigma, la desinformación y el miedo a pedir ayuda continúan siendo barreras que impiden una intervención temprana. Por ello, especialistas subrayan la importancia de reconocer cómo se manifiesta la depresión según su nivel de severidad.
La depresión leve suele ser la más difícil de identificar porque sus síntomas pueden confundirse con estrés o cansancio acumulado. Quienes la padecen experimentan tristeza persistente, desánimo, irritabilidad y pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban. Aunque estas personas logran mantener sus responsabilidades diarias, el malestar afecta su bienestar general. Detectar este nivel a tiempo permite evitar que el cuadro avance hacia formas más complejas.
Cuando la depresión alcanza un nivel moderado, los síntomas se vuelven más intensos y comienzan a interferir de manera evidente en la vida cotidiana. El sueño se altera, la energía disminuye drásticamente y aparecen dificultades para concentrarse, tomar decisiones o mantener el ritmo laboral y académico. También pueden surgir sentimientos de inutilidad o culpa, así como un aislamiento progresivo. En este punto, los especialistas recomiendan evaluación profesional y, en muchos casos, combinar psicoterapia con tratamiento farmacológico.
La depresión grave representa una condición seria que limita profundamente la capacidad de la persona para desenvolverse. La tristeza y la desesperanza se intensifican, aparecen dificultades severas para pensar o moverse, y se pueden descuidar actividades básicas del día a día. En los cuadros graves también pueden presentarse pensamientos relacionados con la muerte, lo que convierte la situación en una urgencia de salud mental que requiere atención especializada y acompañamiento constante.
Los expertos recuerdan que la depresión no tiene una causa única: intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales. Desde predisposiciones genéticas y desequilibrios neuroquímicos, hasta experiencias traumáticas, estrés crónico, violencia o condiciones sociales adversas. Incluso enfermedades crónicas o el consumo de sustancias pueden desencadenarla. Ante este escenario, el Minsa y EsSalud insisten en la importancia de acceder a servicios de salud mental, fortalecer las redes de apoyo y promover la educación emocional como pilares para prevenir y tratar este trastorno que afecta, en silencio, a miles de peruanos.