La presidenta Dina Boluarte lleva 41 días sin declarar a la prensa, desde el 5 de abril del 2024, cuando después de asistir a la Fiscalía por el escándalo de los relojes Rolex convocó a los medios de comunicación. Desde esa fecha participa de actividades públicas resguardada con más de 12 vehículos y escoltada por cerca de 10 policías que evitan que los periodistas se acerquen.
La actitud de la mandataria es distinta de cuando asumió el sillón presidencial tras el fallido golpe de Estado de su antecesor Pedro Castillo. Los primeros días de su gestión ofreció entrevistas a medios televisivos, escritos y radiales indicando que esa sería una de sus políticas de transparencia. La última fue a El Comercio el 8 de mayo del 2023. Después solo era abordada en actividades oficiales por los periodistas y la jefa de Estado respondía. Sin embargo, desde el 5 de abril de este año el panorama cambió.
Según la exprocuradora Katherine Ampuero Meza, el silencio es una estrategia jurídica de la mandataria tras las recientes investigaciones abiertas. “El silencio políticamente agrava la situación, no le suma porque la mandataria debe dar explicaciones al país, pero jurídicamente le conviene no hablar porque por esas declaraciones le pueden abrir otra carpeta de investigación (...) Vimos cómo cambió de versión y se demostró que era falso lo dicho”, aseveró Ampuero.
La detención del hermano de Dina Boluarte: Nicanor Boluarte, agravó más la situación del gobierno. La mandataria aseguró que no renunciará y se quedará hasta el 2026.