Un reciente estudio desafía las creencias sobre los azúcares naturales. Investigadores comprobaron que el mango, pese a su dulzura, aporta fibra, vitaminas y antioxidantes que contrarrestan los efectos negativos de su azúcar.
Durante seis meses, los participantes con prediabetes fueron divididos en dos grupos: uno consumió un mango fresco al día y otro una barra de granola baja en azúcar. Los primeros mostraron mejor control de glucosa y menor grasa corporal.
"El objetivo es animar a la gente a incluir frutas enteras, como el mango, como parte de hábitos alimenticios saludables y estrategias dietéticas prácticas para la prevención de la diabetes", indicó el líder del estudio, Raedeh Basiri.
Con ello, el mango deja de ser un supuesto “enemigo dulce” y se convierte en un aliado en la lucha contra la diabetes, mostrando que no todos los azúcares afectan de la misma manera al organismo.