Desde el inicio de los Juegos Olímpicos de la era moderna (1894), la participación de la mujer estaba prácticamente olvidada. El machismo era reflejado en las palabras de su fundador, Pierre Frèdy, barón de Coubertin, creador del Comité Olímpico Internacional (COI). “Los juegos olímpicos deberían ser solo para hombres, el papel de las mujeres debería ser, principalmente, coronar a los ganadores”, refería.
Sin embargo, una deportista francesa de remo, Alice Milliat, se propuso desafiar esta premisa. Nacida en 1884, viuda a los 24 años, se dedicó a la práctica de diversos deportes. Junto a otras compañeras, fundó la Federación de Sociedades Deportivas Femeninas de Francia en 1917 y la Federación Deportiva Femenina Internacional en 1921. Con ello impulsaba que el Comité Olímpico Internacional (COI) aprobara la participación de la mujer en todas las disciplinas deportivas.
Tras ello, entre 1922 y 1934, organizó los Juegos Olímpicos femeninos . Finalmente, ante la presión pública, su lucha tuvo efecto. Hoy en día, es reconocida como la pionera la participación de la mujer en los JJ.OO. y se le rinde homenaje mediante diversas actividades en París 2024.