En un emotivo acto cultural que rescata una de las costumbres más antiguas de Cajamarca, estudiantes de distintos colegios celebraron el Día de Todos los Santos y los Fieles Difuntos bautizando más de 50 bollos, pequeñas figuras con forma de bebé hechas de pan o azúcar. La actividad fue organizada por la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) y se convirtió en una verdadera fiesta de identidad y tradición en la Plaza Mayor.
Durante la ceremonia, los alumnos participaron en un bautizo simbólico que incluyó una puesta en escena con sacerdote, padrinos, capillos y recuerdos, tal como ocurre en una celebración real. Los bollos, que representan a los niños pequeños o “angelitos”, fueron presentados solemnemente por cada padrino en medio de oraciones, música y expresiones de cariño. “Estamos impulsando la revalorización de esta costumbre que la tenemos en Cajamarca desde hace muchos años”, señaló Judith Padilla, directora de la DDC.
Padilla explicó que esta tradición forma parte del legado cultural de los cajamarquinos y tiene un profundo simbolismo espiritual. Los bollos —señaló— se bautizan en honor a los niños no bautizados, quienes son recordados especialmente en estas fechas. “Es parte de la festividad de Todos los Santos y rinde homenaje a quienes partieron antes de tiempo”, afirmó.
La iniciativa tuvo una gran acogida entre los estudiantes y docentes, quienes destacaron la importancia de mantener vivas las tradiciones locales. Con este bautizo colectivo, Cajamarca reafirma su identidad cultural y fortalece el vínculo entre la memoria, la espiritualidad y la comunidad. Una tradición que, lejos de perderse, vuelve a renacer entre las nuevas generaciones.