Los biólogos de la MUSA investigaron en lugares muy alejados de la ciudad. Las caminatas para llegar a los bosques de queñua duraron entre dos a tres horas, mientras que las jornadas de trabajo se extendieron varias semanas en zonas inhóspitas.
“En estas zonas no hay señal de internet, ni teléfono. Se acampa en las inmediaciones del bosque y se tiene que soportar por las mañanas golpes fuertes de calor y por las noches y madrugadas temperaturas muy bajas de frío, donde se llega a congelar el agua de riachuelos y estanques”, precisa el biólogo Andy Arcco.
Al ser una expedición, los investigadores llevaron su propio alimento para su desayuno, almuerzo y cena.
“A pesar de las dificultades, la satisfacción de estar en estos bosques, disfrutar de la naturaleza y observar estas maravillosas criaturas de fauna, viene a ser un regalo y sensación que no tiene precio. Aún tenemos la suerte de presenciar este tipo de bosques naturales y autóctonos”, dijo.
IDENTIFICACIÓN
Para las actividades en campo, menciona el investigador, se distribuyó según el grupo de animales vertebrados a estudiar. Por ejemplo, en el caso de mamíferos, se instaló trampas Sherman.
Para la captura de mamíferos menores (roedores), las trampas permiten capturarlos vivos y sin dañarlos; luego de tomar los datos biológicos necesarios son liberados.
También se instaló cámaras trampa para el registro de mamíferos medianos y mayores, que tienen una actividad principalmente nocturna; censos para mamíferos mayores (observando guanacos, venados, entre otros); búsqueda de rastros y huellas para mamíferos medianos y mayores, ya que la mayoría de estos animales no pueden ser vistos con facilidad, por lo que se tuvo que buscar pacientemente los indicios de su presencia.
Al anochecer, se instala y revisa redes de niebla para monitorear murciélagos. Todas estas metodologías sirvieron para identificar y conocer más acerca de estas especies.
Para el registro de las aves, se utilizó binoculares, cámaras fotográficas y grabación de cantos. Para la obtención de datos de abundancias de las poblaciones de aves, ejecutaron censos mediante el uso de puntos de conteo, y para la obtención de datos biológicos y el registro de especies que no se registró con las metodologías antes mencionadas, utilizaron redes de niebla, que son instaladas y revisadas durante el día para especies diurnas y por la noche para las nocturnas (lechuzas y chotacabras).
Uno de los grupos de animales que son poco estudiados son los reptiles y anfibios. Para estudiarlos, se realizó muestreos, en donde los investigadores recorren el campo buscando lagartos, serpientes, sapos y ranas, buscando refugios, levantando piedras, observando cuerpos de agua, tratando de abarcar gran parte de terreno con el fin de registrar a estos animales.
REFUGIOS DE VIDA
Los bosques de queñua son del género Polylepis, se encuentran ubicados entre los 3500 a 4700 de altura, habitan en lugares de climas extremo, donde el frío es muy fuerte llegando a temperaturas bajo cero.
Estos bosques se encuentran distribuidos en parques pequeños y grandes en la región Arequipa, ubicados en las faldas de la cadena volcánica y la zona altoandina, son árboles de 5 a 10 metros de altura.
Son refugios importantes para mucha fauna, siendo utilizados por mamíferos, aves, reptiles y anfibios como su hogar, sitio de descanso, lugar de forrajeo (alimentación) e incluso paradas migratorias.
Existe una estrecha relación de estos bosques con las aves, puesto que algunas se han adaptado con el pasar del tiempo, lo que ha permitido una especialización de estas especies para con estos bosques.
Luego de varias jornadas de estudio, se identificó fauna particular asociada a los bosques de queñua. Los investigadores recorrieron la mayoría de bosques que presenta la región Arequipa y el proyecto se centró en el grupo de los vertebrados, reportando la presencia de 20 especies de mamíferos, siendo las más importantes el puma con color “Puma”, Hippocamelus antisiensis “Taruka”, Lama guanaco “Guanaco”.
También se encontró varias especies de roedores y un murciélago; en cuanto a las aves, registraron 84 especies, resaltando la presencia del Conirostrum binghami “Ave del Queñual”, Vultur gryphus “Cóndor andino”, Xenodacnis parina “Azulito” y como especies endémicas (que solamente se encuentran en el Perú), se tiene al Metallura phoebe “Picaflor negro”, Leptasthenura pileata “Tijeral de Corona Castaña” y Zaratornis stresemanni “Cotinga de Mejilla Blanca”.
En cuanto a reptiles, se halló cinco especies, Tachymenis peruviana “culebra andina” y posibles nuevas especies para la ciencia del género Liolaemus y dos anfibios de los géneros Rhinella y Pleurodema.
El proyecto nació a raíz de la idea y esfuerzos para la conservación de la biodiversidad por parte de biólogos de la UNSA, liderados por el Dr. Evaristo López.
Se tiene pendiente investigaciones sobre los invertebrados (poco perceptibles al hombre y que por su apariencia son ignorados) y de la vegetación que acompaña estos bosques.