Arequipa. Conocido por ser un hombre rudo, fuerte, dominante, trabajador y sobretodo “inmune”, Walter Obando se contagió de la covid-19 y pasa los meses más difíciles de su vida. La compañía de su esposa y el apoyo de su hijo -que es médico- lo ayudaron a superar esa etapa.
Obando trabajaba con naturalidad en sus chacras ubicadas en el distrito de Sachaca. Hasta que en mayo de 2020 llega a su casa y encuentra a su hijo enfermo en la cama. Tenía covid.
“Yo pensé que se pasaría en días o una semana, que no era nada grave, hasta que le faltó el aire y tuvimos que comprar oxígeno”, cuenta.
Al atender a su hijo sin mascarilla y sin otros cuidados de prevención Walter se contagia al igual que su esposa. En un inicio se hizo el “fuerte” y no aceptaba que un virus lo tumbaría y dejaría en la cama.
Continúo atendiendo a su hijo y también a su esposa. Todo empeoraba.
TRABAJO. Walter siempre se dedicó a la agricultura y ganadería. Estaba acostumbrado a despertar muy temprano para alimentar a sus animales. A pesar de tener el coronavirus, él seguía con su rutina, hasta que un día no pudo más.
“Me agitaba muy rápido y por más que paraba y no hacía mucho esfuerzo me faltaba el aire. No me importaba porque tenía que cuidar a mi familia que también estaba muy mal”, relata Obando.
Su hijo y esposa ya estaban en cama, ambos sobreviviendo con oxígeno. Walter aún no se preocupaba por su salud y él considera que fue Dios quien lo ayudó, pues él empeoró aún más cuando su hijo ya se recuperaba. Decidieron no recurrir a los doctores de un hospital y quedarse en casa atendiéndose entre los tres.
Walter en casa era atendido por su hijo quien también se encargaba de que su madre se recupere. Los progenitores compartían el oxígeno, la cama y la lucha por sobrevivir.
“Fueron días difíciles. Nunca pensé que iba a estar en cama más de un mes. Siempre creí que era inmune a todo, pero la covid-19 me demostró que no es así”, sostiene Obando.
Pasaron tres semanas y se recuperó su esposa, quien tomó la posta de su hijo para atender a Walter.
Así como en las anteriores historias, toda la familia de Obando fue discriminado y no los atendían porque tuvieron el coronavirus.
“Era triste, porque yo iba a la tienda para comprar cosas para comer y no me atendía. Mucho menos querían que toque sus puertas o me sostenga con sus barandas. Tenía que ir al centro a comprar”, cuenta Rodanta Linares, esposa de Walter.
SECUELAS. Cada día era positivo para Obando quien poco a poco dejaba de depender del balón de oxígeno. Por el mugido de una de sus vacas Walter decide levantarse de su cama y atender a los pedidos de sus animales. No obstante no tenía las fuerzas suficientes.
Los siguientes días fueron iguales para este criador de toros de pelea, se agitaba muy rápido y pedía ayuda a su hijo. Al subir las gradas no podía respirar y tenía que sentarse. La secuela que lo persigue hasta la fecha es caminar con dificultad.
A diferencia de los otras historias que contamos durante esta semana en Diario Viral, Walter no se realizó una radiografía, prefiere no saber el estado de salud de su pulmón.
“Mi familia es lo único que tengo y el amor que recibo de ellos fue lo que cada día me sana y motiva a seguir. Con ellos a mi lado no tengo ninguna secuela, mi esposa e hijo me hacen él más fuerte”, finaliza Obando.
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