El presidente de Rusia, Vladímir Putin, aseguró que el envío de misiles de crucero Tomahawk desde Estados Unidos a Ucrania marcaría una nueva etapa en la escalada del conflicto. Según explicó, su uso “es imposible sin la participación directa de militares de EE.UU.”, lo que implicaría un involucramiento abierto de Washington.
"Es peligroso. En cuanto a los Tomahawks, esta es un arma poderosa, ya no es del todo moderna, pero es poderosa y representa una amenaza. Y, por supuesto, esto no cambiará, en absoluto, la correlación de fuerzas en el campo de batalla", declaró durante el XXII Foro Valdái.
Especialistas en defensa también advirtieron sobre los obstáculos que enfrenta Kiev. Jennifer Kavanagh, del 'think tank' Defense Priorities, señaló que "Ucrania no tiene la capacidad de lanzar misiles Tomahawk", pues carece de buques, submarinos y sistemas terrestres Typhon necesarios para operarlos.
En la misma línea, el analista Teoman Nicanci indicó que las corbetas Ada/MILGEM de fabricación turca, en manos de Ucrania, "no están configuradas con las celdas del sistema de lanzamiento vertical Mk-41 que utiliza el Tomahawk". Añadió que un eventual apoyo de buques o submarinos de la OTAN es “políticamente remoto” por los riesgos de escalada en el mar Negro.