Durante la presentación del Ángelus, el papa Francisco se dirigió a los fieles indicando que es más difícil que una persona corrupta cambie su camino antes que un pecador.
Francisco asegura que para el pecador “hay siempre esperanza de redención”, mientras que, para el corrupto, en cambio, “es mucho más difícil”. “De hecho –dice– sus falsos “sí”, aparentemente elegantes, pero hipócritas y sus ficciones convertidas en hábito son como un grueso “muro de goma”, detrás del cual se resguarda de la voz de la conciencia.
Así se refirió el pontífice tras comentar el evangelio del día. En el mismo se explicaba el papel de dos hijos (el primer que se negó y luego cumplió con una labor y el otro que dijo que sí y después incumplió su promesa).