El papa León XIV presidió este domingo 29 de junio la solemnidad de los santos Pedro y Pablo. Desde la Basílica de San Pedro, el Pontífice celebró la Santa Misa con la participación de nuevos arzobispos metropolitanos e instó a poner fin a los conflictos armados y se abra el diálogo.
Durante su homilía, León XIV destacó la misión pastoral que se deriva del ejemplo de los apóstoles, especialmente en tiempos de desafíos y persecuciones. “Pedro y Pablo fueron distintos, pero los unió la fe y el amor a Cristo. Esa unidad en la diversidad es hoy más urgente que nunca para nuestra Iglesia y para el mundo”, afirmó el papa.
El Santo Padre quiso también subrayar la importancia de la comunión entre las Iglesias, al referirse con gratitud a la delegación enviada por el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, con la que compartió esta festividad.
Al mediodía, desde la ventana del Palacio Apostólico, el Papa se asomó para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. En sus palabras, León XIV dirigió una llamada urgente a la comunidad internacional para poner fin a los conflictos armados que desgarran tantas regiones del mundo.
“Que callen las armas. Que se abran caminos de diálogo verdadero”, exhortó con firmeza. Mencionó especialmente el sufrimiento de los pueblos que padecen guerras prolongadas, aludiendo en particular a Ucrania, Tierra Santa y otros escenarios de violencia. “El Evangelio de Cristo es paz. Sigamos rezando y actuando por la paz, con esperanza tenaz”, añadió.
Antes de concluir, el Papa animó a los fieles a tomar como ejemplo la entrega de los santos Pedro y Pablo, que no dudaron en dar su vida por el Evangelio. “La fe se transmite por testimonio, no solo con palabras. Que cada uno de nosotros sea instrumento de unidad, de servicio y de reconciliación”.