La justicia chilena ordenó reabrir la investigación por la muerte de Pablo Neruda el 23 de setiembre de 1973.
Sus allegados señalan que el poeta pudo ser envenenado por la dictadura de Augusto Pinochet, quien había dado golpe de Estado 12 días antes.
Por ejemplo se ordenó un nuevo peritaje caligráfico de la autopsia del poeta chileno, quien se creía que había muerto a causa de la metástasis por un cáncer de próstata. Sin embargo, el 2011, su exchofer, Manuel Araya, acusó a la dictadura por envenenar a Neruda.