Wim Wenders tenía que hacer una serie de cortos documentales sobre la arquitectura de los baños públicos en Tokio, pero el tema le atrapó de tal manera que decidió hacer un largometraje, y en solo 16 días rodó una pequeña joya llena de música y de humanidad llamada Perfect Days.
El cineasta alemán, un declarado admirador de la cultura japonesa, viajó al país poco después de la reapertura de las fronteras (en junio de 2022), tras casi dos años de restricciones por la pandemia. Y se encontró con unos ciudadanos “que volvieron a tomar posesión de sus ciudades y sus parques de una forma muy civilizada y hermosa”.
Eso, como explica Wenders en una entrevista, le llamó poderosamente la atención por el contraste con el comportamiento de sus conciudadanos en el barrio en el que vive en Berlín, donde un parque cercano a su casa quedó destrozado por la gente que organizó fiestas.
La imagen de los japoneses le hizo recordar todo lo que le ha gustado siempre de Japón y le hizo pensar que detrás de la arquitectura de los cortometrajes sobre los aseos había una “historia mayor” que podría interesar a mucha más gente.
“Sólo necesitamos un buen guión, que muestre todo Tokio, no solo los baños y al hombre que se ocupa de ellos y de su casa, también mostrar su vida diaria y su rutina”, recuerda Wenders que les dijo a quienes le habían encargado los cortos.
Eso y un buen actor, porque en la idea que le rondaba, la película dependía completamente del protagonista. “¿Quién va a ver una película sobre un hombre limpiando baños, a menos que sea un hombre muy especial?”, se pregunta el director de París, Texas (1984) o Las alas del deseo (1987).