Scooby ha muerto, fue la noticia informada rápidamente el sábado 30 de enero del 2021, y que estrujó los corazones de los arequipeños. Cuán difícil es ganarse el cariño y la simpatía de un pueblo, pero un robusto y misterioso can, lo logró. Scooby representaba a las criaturas que fueron víctimas del egoísmo y la crueldad humana, pues fue arrojado a las calles. Pero, tuvo la suerte de ser adoptado por una ciudad.
Fue famoso. En mayo del 2015, Arequipa convulsionó por las protestas contra el proyecto minero Tía María, fue en esa coyuntura que alcanzó notoriedad, porque fue adoptado por la Universidad Nacional de San Agustín, la Facultad de Ingenierías fue su nuevo hogar al dejar las calles, se ganó el afecto de los agustinos. Precisamente los alumnos de esta casa de estudios superiores tuvieron activa participación en las manifestaciones de apoyo al valle de Tambo y Scooby encabezaba la marcha.
Pero, este perrito se ganó el corazón de todos, cuando un día al retornar a la Unsa, luego de las protestas, los universitarios fueron atacados por la Policía, Scooby salió a defenderlos, los gases lacrimógenos lo hicieron desmayar y fue auxiliado, después de ser reanimado, volvió nuevamente a apoyar a sus amigos.
Sin lugar a dudas aquel día nos enseñó un valor del cual muchos humanos carecemos: la lealtad.
Los siguientes días, Scooby ya no pudo participar de las marchas, la señora Sonia Choque, quien lo cuidó, tomó la acertada decisión de no dejarlo salir.
El 2015 fue un año de muchas vivencias para Scooby, no solo participaba de marchas, sino se convirtió en un incondicional hincha del FBC Melgar, era común verlo en las caminatas de la barra, saltando y ladrando al compás del bombo, para envidia de muchos tenía ingreso libre al estadio, tanto así que cuando Melgar jugó la final del torneo frente al Sporting Cristal muchos hinchas no pudimos conseguir entradas. Pero, Scooby ya estaba en el estadio, luciendo su chompa rojinegra y celebrando el triunfo del ‘Dominó’.
Después se dio el lujo de asistir a la plaza de Armas para continuar con las celebraciones. Su fiel hinchaje por el club rojinegro, le trajo algunas consecuencias negativas, como el ser acuchillado por supuestos hinchas colombianos del Junior de Barranquilla, equipo que llegó a la ciudad para enfrentar al FBC Melgar por la Copa Sudamericana, pero el can salió airoso.
A Scooby, le encantaba estar rodeado de gente, recibir cariño y comida. En las mañanas vivía en los claustros agustinos, y en las tardes se le miraba echado en las afueras del edificio “Héroes anónimos” y por las ncohes en la calle Mercaderes acompañado de su esposa “Maruja”. Scooby era invitado de honor en todos los acontecimientos de la ciudad, muchas personas narran que al salir del trabajo muy tarde caminaban atemorizados por las calles, entonces aparecía Scooby y los acompañaba.
Este perrito reunía las características de un digno hijo del volcán. Era feliz de formar parte de la casa agustina, orgulloso cuando lucía su cristina del colegio Independencia Americana, acompaña a las procesión de la Virgen del Rosario del callejón del Solar y en octubre al Señor de los Milagros.
También, Scooby tenía “devoción” a San Judas Tadeo, pues al atragantarse con un hueso, pudo morir, pero una de sus amistades, le obsequió estampitas del patrón de las causas difíciles y sanó, se dice que a menudo acudía al templo de San Francisco, donde se venera a este santo.
Lamentablemente los años no pasan en vano, y el querido Scooby fue envejeciendo. El 30 de enero del 2021, partió a la eternidad el perro icónico de la Ciudad Blanca, dejándonos su imborrable recuerdo y una gran lección: el amor y el respeto por nuestros hermanos menores.