Víctor Neves Bengoa es junto a Benigno Ballón Farfán, uno de nuestros más grandes compositores, vivió pérdidamente enamorado de Arequipa; sus comidas y sus tradiciones fueron sus principales fuentes de inspiración.
Víctor Alejandro Neves Bengoa nació el 21 de marzo de 1914 en la primera cuadra de la calle Beaterio. Fue el hijo primogénito de Víctor Neves Cortez y María Candelaria Bengoa Chávez.
Su padre, junto con su hermano Hipólito, conformó uno de los dúos más recordados de nuestra historia musical, “Los payadores mistianos”.
A los 3 años de edad el pequeño Víctor aprendió a leer y a cantar. Siendo aún un niño escribió su primera canción titulada “Madre mía”. Lamentablemente tanto la música como la letra se han extraviado.
Sus primeros estudios los llevó a cabo en la escuela “Núñez del Prado”, ubicada en la calle Puente Bolognesi; la secundaria la realizó en el Colegio Nacional de la Independencia Americana, egresando el año de 1932.
Además de la música, Víctor Neves tuvo afición por la lectura y el deporte, junto a su hermano Ernesto formó parte de un equipo de básquet llamado “River Chili”, llamado así porque el club quedaba ubicado en la ladera del río Chili.
Con la intención de difundir nuestra música arequipeña, a los 17 años de edad, junto con Enrique Flores, Octavio Daza e Ignacio Camet, integró un grupo musical.
En 1933 viajó a Bolivia para estudiar en la facultad de Ciencias Farmacéuticas y Bioquímicas de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz. Culminados sus estudios superiores, trabajó como docente de Biología, Física y Matemática en el colegio Anglo Americano de La Paz; en esta etapa de su vida es que contrajo matrimonio con una arequipeña, nacida en el tradicional barrio de la Antiquilla y que radicaba en Bolivia, doña Enid Cáceres Muñoz.
Víctor Neves extrañaba mucho a su amada Arequipa, recordaba con nostalgia sus hermosos paisajes, su verde campiña, sus costumbres y su variada gastronomía, todas estas añoranzas le sirvieron para componer las hermosas canciones que hoy en día podemos disfrutar.
Su personalidad siempre estuvo marcada por un gran regionalismo, por esta razón es que a pesar que profesionalmente le iba muy bien en Bolivia, convenció a su esposa para retornar al Perú, tenía la firme convicción que sus hijos tenían que ser arequipeños.
Instalado de nuevo en su tierra natal, se dedicó a su carrera como farmacéutico. El año de 1966 ingresó a trabajar a “Droguerías Farmacéuticas”, tiempo después a base de mucho esfuerzo logró poner su propia farmacia llamada “Redox”, que se encontraba ubicada en la calle Peral 121 A.
En agosto de 1969 se llevó a cabo el Festival Internacional de la Canción de Arequipa, Víctor Neves se presentó al concurso con su tema “Viejo cantor del yaraví”, la canción fue interpretada por Jorge Azpilcueta, logrando coronarse ganadora y haciéndose acreedor del “Misti de Oro”, le ganó nada más y nada menos que a “El regreso” del laureado Mario Cavagnaro.
En aquella oportunidad el célebre compositor mencionaría en una entrevista lo siguiente: “He visto con tristeza que la música moderna ha invadido con fuerza nuestro ambiente desplazando a lo nuestro, a lo peruano y a lo puramente arequipeño. Por ello mi canción quiere ser una respuesta de fuerza hacia esa influencia. He tenido la suerte de ganar, pero mayor será mi suerte si logro que ‘Viejo cantor del yaraví’ se plasme en el corazón de todo buen arequipeño”.
El éxito logrado en el festival de música lo motivó a componer más canciones dedicadas a su patria chica, además formó con su hermano Ernesto uno de los dúos musicales más icónicos de Arequipa, ambos grabaron algunos temas que fueron inspiración de Víctor como: “La de los tunales”, “Quebradita de Chilina”, “El chaque´tripas”, “Limón verde”, “Serenata mistiana” y “Caymeñita”.
En 1976 participó en el VI Festival de la Canción de Trujillo, ocupando el primer lugar en la categoría vals con su tema “Amigo corazón” que fue interpretado por los hermanos Zañartu.
Además de las ya mencionadas, algunas de sus numerosas composiciones son: “Adobo en domingo”, “El ño carnavalón”, “El astero de plata”, “El borrao Barbachán”, “Santa Catalina monumento”, “Paloma en el trigal”, entre otras.
Este destacado compositor, cultor de nuestra música y amante de nuestra tierra, entregó su alma al Divino Creador el 9 de diciembre de 1997, siendo su sepelio muy concurrido por gente del pueblo y artistas que entonaron sus canciones. Cumpliendo uno de sus últimos deseos, su cuerpo fue cremado; y una parte de sus cenizas fueron arrojadas al río Chili y la otra guardada con mucho amor por su familia.
*INFORMACIÓN Y FOTOGRAFÍAS PROPORCIONADAS POR LA SEÑORA LUPE NEVES CÁCERES, HIJA DEL CELEBRADO COMPOSITOR AREQUIPEÑO.