Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso es el personaje más simbólico de la ciudad de Arequipa, su nutrida inspiración poética, la historia de su desamor con Silvia y su temprana muerte en aras de la libertad, lo han convertido en un personaje casi legendario.
Melgar nació el 10 de agosto de 1790, desde muy temprana edad fue admirado por su gran inteligencia y el dominio de varios idiomas. Llevó a cabo su instrucción académica en el seminario de San Jerónimo, dirigido por el recordado obispo José Chaves de la Rosa.
Las reformas que realizó Chaves de la Rosa en el seminario, le permitió a Melgar y a otros jóvenes arequipeños darse cuenta de la opresión que vivía el Perú en manos de la corona española. Esta inquietud los llevó a formar una tertulia literaria que conspiraba contra el yugo opresor. A este grupo pertenecían figuras de la talla de José María Corbacho y Abril, Benito Laso, Juan Crisóstomo Corzo y Salazar, Manuel José de Rivero y Araníbar, Mariano José de Arce, Antonio Ferrándiz y los frailes Remigio del Valle y Buenaventura Polar.
En los primeros años de su juventud, Melgar nunca creyó ser víctima de ese sentimiento llamado amor, su única ambición era adquirir más conocimientos, sin embargo su firme voluntad se vio doblegada cuando conoció a Manuela Paredes Guillén, a quien bautizó como “Melissa”. Esta atractiva jovencita tuvo una actitud desdeñosa hacia él, esto motivó que la olvidara prontamente, fue entonces cuando se enamoró pérdidamente de María Santos Corrales Salazar, la legendaria “Silvia”. Ahora Melgar tenía dos grandes amores: su Patria y Silvia.
Al inicio Silvia correspondió al amor del poeta, pero después por la oposición de su padre al romance, esta cambió su actitud tratándolo de manera hiriente. Acongojado por el rechazo de su amada, el joven poeta cayó enfermo; preocupado su padre Juan de Dios Melgar por la salud de su hijo, decidió enviarlo a unas tierras que poseía en el valle de Majes. En este acogedor paraje tuvo un fugaz romance con una lugareña llamada Rosario del Carpio.
El 10 de noviembre de 1814 llegó a Arequipa el ejército revolucionario de Mateo Pumacahua, enterado Melgar viajó a Chuquibamba para enrolarse a las fuerzas patriotas. Gracias a su alta capacidad intelectual fue nombrado Auditor de Guerra.
Después de derrotar a los realistas en la batalla de la Apacheta, llenos de entusiasmo los hombres de Pumacahua se dirigieron a Puno, llevándose como prisioneros al intendente José Gabriel Moscoso y al coronel Francisco Picoaga. El 11 de marzo de 1815 se enfrentaron a los opresores en la batalla de Umachiri, lamentablemente el ejército nacional fue derrotado y Melgar capturado.
Al promediar las 4 de la mañana del 12 de marzo, Melgar fue fusilado, dos balas le travesaron el cráneo, cayendo desplomado.
El 17 de setiembre de 1833, se inauguró el cementerio general de la Apacheta, para tal fin fueron exhumados y traídos desde Puno, los supuestos restos mortales de Melgar, las exequias fúnebres estuvieron a cargo del deán Valdivia, quien con el rostro compungido expresó: “Reposad tranquilas en la tierra que os vio nacer, cenizas de Melgar”.
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