El domingo posterior al de carnavales tiene lugar en el distrito de Sachaca, el tradicional entierro del Ño Carnavalón, con esta actividad concluyen las fiestas carnavalescas en nuestra ciudad. Este año la fecha es 26 de febrero.
El entierro del Ño Carnavalón es una parodia de un cortejo fúnebre. No se tiene un registro exacto de cuándo el pueblo de Sachaca empezó a realizar esta costumbre. Algunos promotores
de esta actividad son recordados con mucho cariño y nostalgia. Podemos mencionar a Santos
“Lloque” Villanueva, Sabino Salas Rojas conocido como “Clavijo” y el señor Raúl del Mar. En la actualidad es el señor Máximo Vilca, uno de los encargados de la organización del evento.
Al promediar el mediodía, la comisión organizadora empieza a ultimar detalles. Los mojigangos visten sus coloridos trajes, a diferencia de los de Cayma, los mojigangos de Sachaca cubren su rostro con una máscara de tela y una capucha. También participan personajes vestidos de diablos, cuya misión es custodiar el “cortejo fúnebre” y cuidar que nadie descubra la identidad de los disfrazados. Por su parte, las viudas del difunto carnaval, son hombres que lucen trajes negros y que todo el camino van llorando y sollozando, desatando las carcajadas de los espectadores.
El elemento más importante de esta fiesta popular es el Ño Carnavalón, representado en un
muñeco de casi dos metros de altura, el cual es elaborado el día anterior a base de aserrín y paja. El muñeco es bautizado con el nombre de alguna autoridad local o nacional, con este acto se intenta dar a conocer el descontento del pueblo por las deficientes gestiones ediles.
Estando ya todos preparados, montan al Ño Carnavalón en un burro y empiezan el recorrido por las principales calles del distrito.
Los músicos, acompañados por sus guitarras, entonan las tradicionales coplas, los mojigangos bailan al compás de la música.
Durante el trayecto visitan las picanterías del lugar y algunas casas en donde se les ofrecen picantes y la refrescante chicha de güiñapo, a estas paradas se las denomina estaciones.
Al llegar al mirador de Sachaca, el muñeco es tumbado al suelo, las viudas lloran desesperadas, mientras se da lectura al testamento, el cual está lleno de burla y sarcasmo. Llegado el momento de incinerarlo, las viudas se aferran al cuerpo del Ño Carnavalón, los mojigangos haciendo denodados esfuerzos tienen que retirarlas; una vez que el muñeco yace solo en el pavimento, el tata cura le da su bendición; luego se prende fuego al muñeco y se baila alrededor de él mientras se va consumiendo. Ya casi entrada la noche, los mojigangos se retiran bailando, culminando así el carnaval en Arequipa.
*AGRADECIMIENTO A SAULO VILCA DEL MAR, INTEGRANTE DE LOS MOJIGANGOS DE SACHACA