Cultura

El altar de la Catedral de Arequipa

Los sobrinos del Obispo de Goyeneche fueron quienes trajeron el hermoso espacio sagrado de la basílica

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DIARIO VIRAL

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Escribe: Sarko Medina

 

El altar en un templo es un lugar sagrado. Cuando se inicia la misa, sólo los sacerdotes y servidores de este pueden pisar y transitar. Los lectores son invitados a subir y estos hacen una reverencia al sacerdote que preside y se retiran luego. La misma mesa del altar es sagrada, conteniendo una reliquia de algún santo. En el piso frente a esta, en las consagraciones diaconales y sacerdotales, los candidatos se echan para rogar la bendición de lo alto.

Es por eso que la vista hacia el altar no debe ser interrumpida, ya que desde allí no solo se proclama la palabra de Dios, sino que se realiza la consagración máxima en la misa, donde se transforma el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesucristo. De allí la importancia de su lugar en los templos.

¿QUIÉN REGALÓ EL ALTAR DE LA CATEDRAL? Contrario a lo que se cree no fue el obispo José Sebastián de Goyeneche y Barreda el que donó el altar de mármol de carrara que tiene actualmente la Catedral de Arequipa, sino fueron sus sobrinos, los que se dieron a la tarea de adquirir para un bello altar mayor que estuviera en concordancia con las líneas neoclásicas del edificio. 

Este altar, trabajado en Roma, fue encargado por Carmen, María, Josefa, Manuel y Juan Mariano de Goyeneche para que fuera construido. Por su parte, el obispo fue adquiriendo ornamentos, imágenes y joyas de carácter litúrgicos.

Fueron tres bergatines los contratados por los sobrinos del arzobispo Goyeneche para transportar el altar desarmado. Durante varios meses se encargó en montar pieza por pieza el arquitecto Guibi, llegado especialmente llegara de Roma para tal labor que quedó conclusa en 1893.

Adornan también el altar una replica tallada en bronce de la cena de Leonardo da Vinci y un trono elaborado en bronce destinado en guardar una custodia de metro y medio de altura. El ciborio tiene grandes detalles. La cruz fue renovada hace pocos años. En Viernes Santo, en señal de duelo, los engranajes se accionan para que las placas cilíndricas se recorran y oculten la imagen de Jesús. El retorno a las misas presenciales permite a los visitantes contemplar esta obra y, a los visitantes del Museo, conocer más de esta pieza única e histórica.  

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