El destino de Altamar Ceramic Studio cambió en 2019, cuando el reconocido restaurante Central, considerado uno de los mejores del mundo, los buscó para crear un vaso inspirado en el océano. Aquella pieza, elaborada a mano con texturas volcánicas que evocaban la costa peruana, marcó el inicio de una alianza creativa que se mantiene hasta hoy.
Desde entonces, las creaciones de Altamar forman parte del servicio de mesas de hoteles Belmond —como Monasterio en Cusco, Río Sagrado en Ollantaytambo y Miraflores Park—, además de restaurantes como Mérito, Maido y cafeterías de especialidad como Three Monkey. En todos ellos, sus piezas no solo acompañan la experiencia gastronómica: la completan con identidad y narrativa visual.
Fundado en 2017 por Nagib Zariquiey y su madre, la ceramista Diana Morcos, Altamar nació como un taller íntimo de exploración en Barranco. Ella llevaba casi una década dedicada a la cerámica sin espacio propio, mientras él, estudiante de Arte y Diseño Gráfico, encontraba en la escultura su lenguaje creativo. Con el tiempo, el taller se convirtió en un laboratorio donde la técnica y la experimentación se funden con la sensibilidad artística.
Altamar desarrolla esmaltes experimentales —incluidos vidrios hechos con cenizas de árboles— y combina arcillas coloreadas, engobes formulados en casa y técnicas que van desde el torno al pellizco. Su estilo, de texturas orgánicas y paleta de azules profundos, refleja la esencia del mar peruano. Esa búsqueda técnica y estética los llevó a colaborar con la industria gastronómica de autor, que encontró en sus piezas objetos capaces de contar historias.
Más allá de la producción, el estudio promueve la enseñanza a través de Altamar Learn, un programa que ofrece talleres de modelado y formulación de esmaltes. “Queremos que la cerámica no sea una experiencia superficial, sino una formación real”, afirma Zariquiey. Para él, el valor de lo hecho a mano trasciende lo decorativo: “Una pieza de cerámica tiene una esencia humana. Es única, está impregnada de naturaleza y te acompaña todos los días”, señala.
Con tres pilares —vajilla para gastronomía, formación artística y piezas de autor—, Altamar Ceramic Studio reafirma su propósito: consolidarse como un referente de la cerámica contemporánea peruana y demostrar, desde su taller en Barranco, que la creatividad local también se moldea con fuego, tierra y mar.
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