Contar con una contraseña segura ya no es una opción sino una necesidad básica para proteger correos electrónicos, redes sociales y cuentas digitales. Las recomendaciones oficiales del Senior Software Engineer, Miguel Ángel Duran, enfatiza que el error más común es repetir la misma clave en distintos servicios o basarse en datos personales fáciles de adivinar, como nombres, fechas o números vinculados al usuario.
Sus guías señalan tres métodos para crear contraseñas robustas: construir una frase fácil de recordar y transformarla con mayúsculas, símbolos o números; usar una oración familiar y convertirla en iniciales combinadas con caracteres especiales; o recurrir a generadores de contraseñas que crean combinaciones aleatorias y difíciles de descifrar. Estas técnicas buscan elevar el nivel de complejidad sin sacrificar la memoria del usuario.
Para recordar las nuevas claves, propone ejercicios mnemotécnicos que asocian la contraseña con imágenes mentales, sustituciones visuales como cambiar letras por números o símbolos, y el uso progresivo para fijarla. Estrategias como convertir palabras familiares en estructuras modificadas —por ejemplo, reemplazar “a” por “@” o “o” por “0”— también ayudan a memorizar sin perder seguridad.
Finalmente, recomienda complementar estos hábitos con gestores de contraseñas que almacenan de manera segura múltiples claves bajo una sola contraseña maestra. De esta manera, los usuarios pueden mantener protección, evitar olvidos y reducir el riesgo de filtraciones, accesos indebidos o robo de identidad en su actividad digital cotidiana.
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