La irrupción masiva de la inteligencia artificial está modificando la forma en que las personas gestionan sus vínculos afectivos. Según un estudio de la plataforma Gleeden, esta tecnología comienza a asumir un rol emocional significativo, hasta el punto de convertirse en una especie de “compañía invisible” que influye en la dinámica de las parejas. El 70 % de los encuestados considera que la IA puede provocar conflictos, distanciamiento e incluso separaciones.
El informe revela que, aunque la tecnología se integra con rapidez en la vida cotidiana, esta interacción genera divisiones en la percepción pública: el 40 % cree que establecer un vínculo emocional con una IA puede considerarse una forma de deslealtad, mientras que el 60 % lo normaliza o no lo percibe como amenaza. Aun así, más de la mitad evita contar a su pareja si mantiene conversaciones frecuentes u “íntimas” con un sistema de inteligencia artificial.
Para la psicóloga y sexóloga Flavia Dos Santos, consultada en el estudio, el atractivo principal de la IA es su capacidad de ofrecer cercanía inmediata y ausencia total de juicio. “Abrirse con una inteligencia artificial suele ser más fácil porque uno se siente protegido. No hay rechazo, no hay conflicto”, explica. Sin embargo, advierte que esa validación constante no contribuye al crecimiento personal ni a relaciones saludables en la vida real.
El informe también señala que un número creciente de personas recurre a la IA en la búsqueda de compañía personalizada. Entre los factores que más les atraen están la disponibilidad permanente, la posibilidad de ajustar las características de la interacción y la ausencia de desacuerdos. Dos Santos alerta que esta “hipercomplacencia” tecnológica alimenta expectativas irreales sobre los vínculos humanos, lo que podría generar frustración al regresar a interacciones auténticas, donde existen errores, límites y emociones complejas.
Aunque la tendencia sigue en expansión, el 73 % de los consultados cree que la IA nunca podrá reemplazar la experiencia de conocer a alguien en el mundo real. Para la especialista, la pregunta ya no es si la tecnología impactará las relaciones, sino “cuánto y a qué nivel”, dado que la inteligencia artificial empieza a consolidarse como un nuevo intermediario emocional dentro de los vínculos modernos.
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