Tras el éxito de ChatGPT (OpenAI), empresarios invirtieron dinero en nuevas empresas prometedoras de IA. Es así que empresas de IA extranjeras, entre ellas Cohere (Canadá), Anthropic (EE.UU.) y OpenAI, abrieron oficinas en Europa el año pasado. Esta situación aumentó la presión sobre las empresas de tecnología para atraer y retener talento en la región.
DeepMind (Londres), fue fundada en 2010 y adquirida por Google en 2014, se hizo un nombre aplicando IA a todo, desde juegos de mesa hasta biología estructural. Actualmente la empresa enfrenta a rivales bien financiados que inundan su territorio, mientras que un número creciente de sus empleados renuncian para lanzar sus propias empresas.
Las salidas recientes de alto perfil incluyen al cofundador Mustafa Suleyman, quien se fue para establecer Inflection AI con sede en California junto al multimillonario de LinkedIn Reid Hoffman, y al científico investigador Arthur Mensch, ahora director ejecutivo de Mistral AI. Ambas empresas han recibido valoraciones multimillonarias en el poco tiempo que llevan activas.
En un aparente esfuerzo por disuadir al personal de unirse a otras empresas o iniciar la suya propia, DeepMind dio a un puñado de investigadores senior acceso a acciones restringidas, valoradas en millones de dólares, a principios de este año, asegura una fuente de DeepMind a Reuters.