Escribe: José Abarca
Visitamos las instalaciones del cementerio La Apacheta ubicado en el distrito de José Luis Bustamante y Rivero y nos topamos con cientos de personas que iban a visitar a sus seres queridos. Más aun por el Día de la madre.
Este es el caso de la señora Victoria Gonzales de 80 años. Ella y su hermano, Juan Gonzales, fueron a visitar los restos de quien en vida fue Guillermina de Gonzales, su madre.
Recuerdan con mucha tristeza la partida de su progenitora hace ya unos 20 años, pero destaca los valores que inculcó en ella, las mismas que fueron trasmitidas a su hijos y ahora vienen siendo inculcadas en sus nietos.
Como el caso de la señora Victoria, cientos de familias asistieron acompañados con sus familias para agasajar a sus mamitas que ya no se encuentran en vida acompañándolas.
Por otra parte, observamos a mujeres luchadoras que por su día, no daban tregua siendo la principal fuente de ingresos de sus familias. El frontis del campo se encontraba conglomerado por comerciantes que al saber de la importancia del día, decidieron salir a vender sus productos. Flores, peluches, globos, hasta chocolates fueron ofertados por decenas de negociantes ayer.
Mariana Ramos de la ciudad de Cusco, fue una de las vendedoras que muy amablemente conversó con nosotros. Por la extenuante caída del sol y la insistencia de serenos de la municipalidad de retirarla, ella reposaba sentada junto a un poste. Madre de tres hijos, pobladora de Paucarpata, tomó la decisión de ir a vender globos de distintos tamaños y diseños al Cementerio.
“Deberían dejarnos vender siquiera por hoy” pidió la señora Mariana a la municipalidad para poder reunir ingresos para su hogar.
Las madres que ya no están con nosotros siempre tenemos el grato recuerdo de poder recordarlas por las enseñanzas que alguna vez nos dieron. La lucha permanente y la insistencia de siempre mantener la integridad de sus hijos queda como una cualidad cuando se empieza a ser madre.
Madres luchadoras, madres trabajadoras. Si tenemos la fortuna de aún tenerlas a nuestro lado, tenemos que valorarlas. Para las personas que no las tienen siempre destacan las enseñanzas que les dejaron en vida y esperan nunca poder defraudar al ser que nos cargó desde que nacimos.