La historia se repite con dolor en Arequipa. En el kilómetro 781, bajando hacia el puente de Ocoña, un bus de la empresa Llamosas se desbarrancó, la noche del 12 de noviembre, y cayó a un barranco de más de 200 metros hasta las orillas del río. Dejó 37 fallecidos y 25 personas que luchan por sobrevivir. Sin embargo, la región vivió una tragedia similar hace siete años.
Lo más estremecedor es que no es la primera vez que la muerte visita este lugar. En 2018, el bus de la empresa Rey Latino se volcó exactamente en el mismo punto, dejando 44 fallecidos. Siete años después, la tragedia vuelve a golpear, recordándonos que nada cambió.
Transportistas y vecinos de la zona que calificaron a esta curva de la “muerte” aseguran que este sector peligroso sigue siendo una trampa mortal: sin señalización adecuada, sin iluminación y con un pavimento deteriorado que pone en riesgo a comuneros, visitantes y vehículos que circulan por el lugar.
Pese a las promesas reiteradas de autoridades en mejorar la señalización vial en esta zona, el abandono es evidente. Hoy, familias enteras lloran nuevamente a sus seres queridos, víctimas de una vía que parece condenada a repetir la tragedia. En Ocoña, el eco del dolor resuena una vez más.