El incendio de Secocha que arrebató la vida de cinco personas: tres menores de edad y dos adultos, desenlaza una historia mucho más triste que la misma tragedia ocurrida la noche del lunes 13 de enero. El fuego consumió la vivienda prefabricada donde dormían dos hermanitos de 10 y 7 años, quienes sin tiempo de poder escapar, se abrazaron esperando ser rescatados, pero terminaron pereciendo.
El padre de los menores, Hernán Cayo Huanca, estaba trabajando en el socavón de la mina cuando se produjo este terrible hecho. Uno de sus colegas le avisó y rápidamente corrió a su casa con la esperanza de encontrar a sus hijos con vida. Sin embargo, solo encontró sus cuerpos carbonizados.
Cayo Huanca, proveniente de Cusco, llegó al centro minero junto a sus menores hijos para trabajar y así poder verlos convertirse en profesionales porque hace dos años se convirtió en el único sustento de los niños tras separarse de su conviviente.
Al asimilar esta triste noticia, con su voz débil y mirada pérdida que solo expulsaba lágrimas, dijo: "Lo perdí todo. No me queda nada. Yo me esforzaba por ellos".
DESPEDIDA. Pasaron más de 24 horas para realizar la necropsia de los pequeños en la morgue de la provincia de Camaná y debido a que Cayo Huanca carece de recursos económicos porque el siniestro quemó todo lo que tenía, no podrá trasladar los cuerpos de sus hijos para darles la santa sepultura en su tierra natal: Cusco.
El velorio de los niños fallecidos se realizó la noche del miércoles 15 de enero en el local de la Asociación de Pequeños Productores Mineros Artesanales y Contratistas Secocha Urasqui (Asppmacsu). Serán enterrados también en el centro minero en presencia de su familia, sus compañeros, sus docentes de la I.E. 40234 Juan Pablo II y sus seres queridos, les darán el último adiós este jueves 16 de enero.
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