Aunque retirado de la política activa, Francisco Sagasti sigue observando de cerca el deterioro institucional del país. Desde su análisis, el Perú vive una etapa marcada por la ausencia de liderazgo, por decisiones legislativas que —asegura— han favorecido a la delincuencia y por un ciclo de inestabilidad que acumula siete presidentes en nueve años. Frente a este escenario, el exmandatario anticipa que la ciudadanía expresará un voto de castigo en los comicios del 12 de abril de 2026.
Sagasti sostiene que, pese a la gravedad de la crisis de inseguridad, el mandato de José Jerí aún no muestra acciones claras y operativas. Si bien reconoce gestos políticos visibles, advierte que han quedado en el terreno mediático sin derogar las normas aprobadas por el Congreso, que —según afirma— han recortado competencias a la Policía y al Poder Judicial. Para él, una respuesta firme ante leyes que “crean espacio para la delincuencia” era indispensable desde el inicio del mandato.
El expresidente también se refirió a señales preocupantes que, a su juicio, no deberían tolerarse en una democracia. Criticó que el jefe del Comando Conjunto apareciera junto a policías que resguardaban una universidad para contener posibles protestas, y cuestionó que el titular del Congreso se presentara flanqueado por altos mandos policiales. Considera que estos gestos transmiten una imagen autoritaria y se alejan del equilibrio entre poderes que debe sostener un régimen democrático.
Pese al panorama crítico, Sagasti cree que la ciudadanía hará sentir su voz en 2026. Afirma que el desgaste provocado por decisiones políticas erráticas, el uso excesivo del espectáculo mediático y la desconexión entre imagen y realidad terminarán reflejándose en las urnas. Las elecciones, insiste, serán una oportunidad para corregir el rumbo y marcar distancias con quienes han profundizado la crisis institucional del país.