El Poder Judicial ordenó 18 meses de prisión preventiva contra Víctor Polay Campos, excabecilla del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), por los presuntos delitos de homicidio calificado y terrorismo agravado vinculados al caso ‘Las Gardenias’. La medida responde a la existencia de graves elementos de convicción y el riesgo de fuga, pues, según el Ministerio Público, el entorno cercano del procesado se encuentra en Argentina y Europa, lo que facilitaría su evasión.
Polay, conocido como ‘Camarada Rolando’, lideró una de las organizaciones subversivas más peligrosas del país, responsable de atentados, secuestres y asesinatos durante los años de violencia interna. Capturado en 1989, protagonizó una fuga masiva en 1990 tras escapar por un túnel construido desde el penal de Canto Grande. Hoy vuelve al centro de la escena judicial por su presunta vinculación en la ejecución de crímenes con motivación de odio.
El caso que lo lleva nuevamente ante los tribunales se remonta al 31 de mayo de 1989, cuando seis miembros del MRTA asesinaron a ocho personas de la comunidad LGBTIQ en el bar Las Gardenias, en Tarapoto. El propio órgano de difusión del movimiento, el periódico Cambio, justificó la masacre. La Fiscalía solicita cadena perpetua al considerar que se trató de un acto de terrorismo agravado y homicidio calificado en un contexto de violencia sistemática hacia minorías sexuales.
Los ataques contra personas LGBTIQ no fueron hechos aislados. El Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) ha documentado al menos diez crímenes de odio cometidos por organizaciones subversivas y fuerzas del Estado durante el conflicto armado. Entre ellos, la ejecución de diez personas en Aucayacu en 1986 y el asesinato de otro grupo en Pucallpa en 1988, cuyos cuerpos fueron arrojados a fosas comunes sin que existiera investigación alguna. La Comisión de la Verdad y Reconciliación corroboró patrones similares de persecución, desapariciones y torturas.
Durante este periodo, tanto Sendero Luminoso como el MRTA promovieron políticas de “depuración social” contra la diversidad sexual. Mientras Sendero imponía normas de monogamia y sexo reproductivo, el MRTA impulsaba “cruzadas contra el vicio” dirigidas a homosexuales y personas acusadas de infidelidad o trabajo sexual. La prisión preventiva de Polay reabre el debate sobre estos crímenes de odio y recuerda la deuda pendiente con las víctimas de una violencia que marcó profundamente la historia del país.