Transportistas, microempresarios, emprendedores, se unieron a la marcha nacional cansados de las extorsiones y criminalidad. Ante ello, el gobierno de Dina Boluarte envió a las calles a más de 14 mil policías y 4 mil miembros de las Fuerzas Armada, mientras que las primeras declaraciones del premier Gustavo Adrianzén, señalaban que todo estaba en calma.
Mientras los manifestantes protestaban, Adrianzén sostenía que lo único que buscan con la marcha es generar desestabilidad. Agregó que detrás de la protesta estaban ciudadanos vinculados al Movadef y grupos marginales.
“Dentro de las organizaciones que estarían haciendo este llamado está la Confederación Nacional Unitaria de Lucha (CNUL), que ha sido vinculada al Movadef y al Fenate. Están el denominado Frente de Defensa del Agua y de la Vida, organización vinculada a grupos marginales que están haciendo política”, refutó Adrianzén.
Las principales críticas de los manifestantes eran contra Boluarte Zegarra, sus ministros y el Congreso.
A las 17 horas, la Policía empezó a disparar bombas lacrimógenas en la avenida Abancay.
Mientras que la presidenta Dina Boluarte no se pronunció ante la huelga y en una actividad pública se limitó a decir que vencerán la criminalidad, como lo hicieron con el terrorismo.
“Nada ni nadie puede detenernos (...) No hagamos eco de la división que en nada ayuda”, sostuvo Boluarte.