La presidencia de Manuel Merino de Lama fue tan breve como convulsionada. Duró apenas una semana —de lunes a domingo— tras la vacancia de Martín Vizcarra, aprobada por 105 votos a favor en el Congreso. Merino asumió el cargo como titular del Parlamento, sin un respaldo mayoritario en el Legislativo y con nula popularidad en las calles. Aquella fragilidad política fue aprovechada por sectores opositores que convocaron marchas diarias en el centro de Lima bajo el lema del “Merinazo”.
PROTESTAS CONTRA MERINO. El 14 de noviembre de 2020 marcó el punto de quiebre. Esa noche, el país fue testigo de violentos enfrentamientos entre la Policía y manifestantes que buscaban llegar al Congreso. “Ni contestaba el teléfono”, admitió entonces Ántero Flores Aráoz, quien era presidente del Consejo de Ministros, al reconocer que Merino estaba “desconectado de la protesta”.
Las calles se llenaron de gases lacrimógenos y perdigones. Cerca de las 21:45 horas, se escucharon disparos en las inmediaciones del parque Universitario, donde cayeron gravemente heridos Inti Sotelo Camargo (24) y Jack Bryan Pintado Sánchez (22). Sus muertes precipitaron la renuncia del mandatario un día después.
La caída de Merino sumió nuevamente al Perú en una crisis política. Previo a su renuncia en cadena nacional, sus propios ministros comenzaron a alejarse, haciendo insostenible su permanencia en Palacio. En medio de ese clima, las figuras de Inti y Bryan fueron elevadas al estatus de “héroes nacionales”, llegando incluso a ser comparados con Miguel Grau y Francisco Bolognesi.
Sin embargo, documentos policiales revelan un pasado menos idealizado: Sotelo confesó dedicarse a la microcomercialización de drogas, mientras que Pintado fue descrito como un carterista de poca monta, con antecedentes por hurto de licores y agresión a una menor durante un robo.
MISMO ESCENARIO. Cinco años después, el episodio sigue dividiendo opiniones. El expresidente Martín Vizcarra calificó aquellas manifestaciones como “legítimas”, pese a que también se registraron muertes durante su propio gobierno, así como en los de Francisco Sagasti y Pedro Castillo. Para Merino, la narrativa construida en su contra fue aprovechada políticamente.
“Creo yo que, si en ese momento yo no renunciaba, estaba expuesto a que pueda haber uno o dos muertos más, a que sea vacado y que al final termine preso para defenderme los ocho meses que quedaban y después iba a salir libre, pero luego quien me devolvía los abusos contra mi persona”, manifestó en entrevista con ContraCorriente.
Hoy, ya absuelto por la justicia, Merino sostiene su inocencia y responsabiliza a ciertos sectores de haber manipulado los hechos. “Fui denunciado por la muerte de Inti y Bryan, también por dos de estos colectivos que son montados y están preparados para esto. La fiscal de la nación me denunció, primero por acción y luego por inacción.
Nos hemos librado de todas esas denuncias. Hemos demostrado que los jóvenes no fueron asesinados por la Policía Nacional”, declaró. Finalmente, el exmandatario cerró con una frase que resume su visión de aquellos días: “Muertos tuvo Vizcarra, Sagasti, Castillo, pero los muertos de Merino tenían más valor porque era el instrumento que utilizaron para hacer un golpe de Estado civil. El único perdedor ha sido el país.”