Lima. El miedo más grande del expresidente Alejandro Toledo es morir en la cárcel, según lo manifestó él en reiteradas ocasiones. Han pasado ocho días desde que fue recluido en el penal de Barbadillo junto a sus dos homólogos Pedro Castillo y Alberto Fujimori. Al mismo estilo de los dos ex jefes de Estado, Toledo asegura ser inocente.
En un inicio su abogado reclamaba que padecía de cáncer y solo tenía un colchón. Tras la queja, ahora Toledo cuenta con tres espacios: una sala de visitas, un dormitorio con un baño privado y un jardín con fines recreacionales. Además de mesas, televisores, sillas y una cocina.
Otra de los alegatos de su defensa fue que el ‘cholo sano y sagrado’ padecía de cáncer, pero fue desmentido por un informe de la justicia estadounidense. Lo que sí es verdad es que la salud de Toledo se deterioró, a sus 76 años la edad le pasó factura.
Una noticia positiva para el exmandatario es que puede recibir hasta cinco visitas. Además que desde Estados Unidos le devolvieron su fianza que equivale a un millón de dólares.
Toledo negó ser colaborador eficaz, argumentado que si aceptaba ello asumiría que si es corrupto. El expresidente cumple sus 18 meses de prisión preventiva y si determinan que sí recibió sobornos de la empresa brasileña Odebrecht, afrontaría una condena de 20 años y seis meses en la cárcel.