El excongresista Kenji Fujimori aseguró pasó una crisis económica tras ser suspendido de sus funciones por el presunto intento de compra de votos de otros legisladores para evitar que el expresidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK).
En el primer episodio de su pódcast, donde apareció junto a su esposa, la bróker de seguros Érika Muñoz, el exlegislador contó que, debido a esa circunstancia y ante la carga de créditos hipotecarios, optó por involucrarse en otros negocios como la venta de huevos de gallinas libres.
“Teníamos una camioneta sin tolva, y ahí metíamos todas las jabas de huevo, al tope, no entraba ni un alfiler. Cuando Érika me apoyaba en la distribución, no se rompió ni un solo huevo”, relató entre risas.
“Mucha gente dice: ‘Esa chamba es fintin, pura pantalla’. Hay muchas personas que creen que yo tengo dinero, pueden hablar lo que quieran, pero cuando me sacan del Congreso fue volver a empezar de cero. Es más, no de cero, sino de menos veinte”, agregó.
Además de la venta de huevos, el menor de los Fujimori también incursionó en la venta de tortas y empanadas. “Algo que me decían mis papás es no tener miedo al qué dirán. A veces el qué dirán, cuando no estás preparado, te retumba como un eco mental y te neutraliza, pero cuando ese qué dirán entra y sale por acá, uno continúa en el emprendimiento. Eso lo tengo clarito”, expresó.
Su esposa, por su parte, señaló que los ingresos provenientes de estas iniciativas son “mucho mayores” que los obtenidos en su carrera política. A día de hoy, Kenji no solo está al frente de estos proyectos personales, sino que también dirige ‘La Bodega del Chino’, una tienda de piscos, vinos y café cuyo logotipo lleva la imagen de su padre, el exdictador Alberto Fujimori.