Durante años se dijo que la Generación Z solo vivía entre videojuegos, TikTok y chats interminables. Pero las últimas jornadas de protesta en Perú demostraron lo contrario. El 13 de septiembre, miles salieron a las calles contra la reforma de pensiones que favorecía a las AFP. Una semana después, las movilizaciones volvieron con fuerza para rechazar la corrupción, la inseguridad y el desgobierno de Dina Boluarte y el Congreso.
La organización de los jóvenes estuvo marcada por la desconfianza hacia el Estado. “Tenemos miedo, es normal tenerlo. Pensamos incluso que ya nos están haciendo seguimiento. Los jóvenes creemos que ya estamos en una dictadura y eso es peligroso”, dijo un miembro de #PorEstosNo, detallando que recurren a códigos y plataformas para comunicarse fuera del control oficial.
El discurso de las marchas reveló un nuevo liderazgo. “¿Dónde mierda quedó el patriotismo?... Nosotros salimos a las calles porque estamos orgullosos de ser peruanos... No queremos lujo, plata, solo una vida tranquila”, expresó un joven manifestante. En la misma línea, Andreu.21 subrayó: “Acá no hay izquierda ni derecha... Solo peruanos unidos por lo justo”.
Los analistas coinciden en que la protesta Z es inédita. Antoni Gutiérrez advierte una postura antisistema, mientras Daniel Parodi destaca su poder de información: “Su fuerza no radica en las armas... cada Z tiene en sus manos un ordenador portátil y nada escapa a su escrutinio”. Para el politólogo Omar Coronel, el malestar se arrastra desde diciembre de 2022, acumulando indignación por masacres, corrupción e inseguridad.