La actual relación entre la presidenta Dina Boluarte y el Congreso es relativamente de amistad; sin embargo, en mayo de 2022 se caracterizó por rencillas. Ahora, el ambiente amical depende del ánimo del Legislativo.
El semanario Hildebrant en sus Trece reveló que el año pasado la mandataria se enfrentó a una denuncia de la congresista Norma Yarrow de Avanza País por un informe de Contraloría tras omitir en su declaración jurada que era presidenta del consejo directivo del Club Departamental de Apurímac, cuando ocupó el cargo de ministra de Desarrollo e Inclusión Social durante el gobierno del expresidente Pedro Castillo. Hecho irregular, pues solo debió cumplir su función pública y renunciar al otro cargo.
En ese entonces, la jefa de Estado acudió hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para cuestionar al Congreso. El argumento utilizado era el sustento ilegal de la denuncia. Sin embargo, el 5 de diciembre del 2022, la investigación fue archivada.
Ese momento fue tenso por el rechazo político a Castillo, pero luego del golpe de Estado, Boluarte vive en una “luna de miel” con el Legislativo, pero según expertos ese buen trato es por conveniencia y acabará en junio del 2025, un año antes de que se realicen las elecciones.
“Ella necesita al Congreso para tener gobernabilidad y el Congreso la necesita a ella porque sino les toca irse, las interpelaciones van a seguir, pero a ella no la van a tocar”, señaló el politólogo Carlos Timaná.
Un año antes la mandataria no podrá cerrar el Congreso. Después de aquella fecha se verá si afianzaron los lazos entre ambos poderes.