Este 29 de diciembre se cumplen 24 años del incendio de Mesa Redonda, una de las mayores tragedias urbanas en la historia del Perú, que dejó cientos de muertos y expuso las graves falencias en seguridad, fiscalización y prevención en el corazón comercial de Lima. Aquel día, una explosión provocada por la manipulación de pirotecnia ilegal desató un infierno que consumió galerías enteras en cuestión de minutos.
El fuego se originó cerca de las 19:30 en el jirón Andahuaylas y se propagó rápidamente por locales repletos de materiales inflamables, atrapando a cientos de personas que realizaban compras de fin de año. Las estrechas vías de evacuación, el hacinamiento y la ausencia de medidas de seguridad convirtieron el lugar en una trampa mortal.
El saldo oficial fue de 277 fallecidos, aunque investigaciones posteriores estiman que la cifra real podría superar las 500 víctimas, muchas de ellas irreconocibles. Familias enteras quedaron destruidas, y decenas de cuerpos nunca pudieron ser identificados, marcando una de las jornadas más dolorosas en la historia urbana del país.
A 24 años del desastre, la memoria colectiva sigue reclamando justicia y prevención. Bomberos, rescatistas y sobrevivientes coinciden en que las condiciones que hicieron posible la tragedia no han desaparecido por completo, y que la venta informal de pirotecnia continúa representando un grave riesgo en fechas festivas.
La conmemoración de esta fecha no solo honra a las víctimas, sino que también interpela a las autoridades y a la ciudadanía sobre la urgencia de reforzar controles, fiscalización y cultura de prevención, para que una tragedia como la de Mesa Redonda no vuelva a repetirse jamás.
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