Opinión

¿Y el pueblo?

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DIARIO VIRAL

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Estamos entrando al famoso mes patrio, este año celebraremos 102 años de independencia del yugo español, pero no de libertad ni independencia plena. Atrás quedaron los españoles y su virreinato de cerca de 300 años, atrás quedó el imperialismo británico que en un inicio quiso hacerse de nuestros recursos. Incluso creo que viene quedando atrás el neoliberalismo norteamericano. Considero que nuestro peor esclavista somos nosotros mismos, los peruanos.

Hemos creído que el hecho circunstancial de nacer en este país automáticamente nos generaría el sentimiento de amor a la patria o patriotismo. En realidad, nuestro país ha hecho poco o nada para que lo amemos; ¿acaso podríamos querer a un país en donde no hay real justicia social, en donde todos los años niños y ancianos mueren por el frío, en donde cada vez tenemos bajos niveles de comprensión lectora o razonamiento matemático, en donde miles de personas murieron por culpa del abandono del sistema de salud público, en dónde las profundas desigualdades sociales laceran la voluntad y alma de los peruanos?

En retrospectiva, pareciera que nada ha cambiado en comparación a 1821. Solo veamos nuestra triste política: una lucha clara y constante por el poder político, solo que ahora no son los militares quienes se disputan los liderazgos, sino los civiles. Al igual que en 1821, hoy en día hay un fuerte grupo político ultraconservador que viene haciendo retroceder al Estado en todo lo avanzado en materia de derechos y reconocimientos sociales de los últimos 20 años: Congreso de impresentables, un Tribunal Constitucional a medida de nuestros impresentables parlamentarios, un defensor de pueblo igual o peor que el anterior.

Y se vienen más copamientos y retrocesos, en la mira está la Junta Nacional de Justicia y los organismos electorales. Todo se resume a los cálculos políticos que hagan de cara a satisfacer sus intereses. El Congreso a pervertido la idea y esencia de la democracia y la ha convertido en una dictadura de los votos, una dictadura de las mayorías. No importan las evidencias ni las pruebas, con su mayoría conservadora son capaces de convertir las verdades en mentiras y viceversa.

¿Y la gente, los ciudadanos? Pues, bien gracias. Creyendo que poniendo su bandera en la casa o portando su escarapela en el pecho ya hicieron todo por la patria. La ciudadanía se esta durmiendo, no le importa que una banda de interesados destruya al país, con tal que a ellos les vaya bien. La ilusión de la clase media se viene desmoronando, pero ellos no se dan cuenta. Emprendedores se hacen llamar ahora, pero no emprenden nada por salvar a su país. El leviatán, temo, se está volviendo a dormir.

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