Hoy atravesamos momentos difíciles en nuestro país, hay una inestabilidad política, las empresas públicas están cada vez peor, los niveles de pobreza van en aumento, hay mayor desnutrición con un avance significativo de la anemia especialmente en los niños, la violencia y la delincuencia van avanzando, tomado las grandes ciudades, el sicariato, la extorsión, los feminicidios se incrementan, aumenta la informalidad, los empleos son más escasos o mal remunerados que muchas veces obliga a gente talentosas irse de nuestro país para buscar un futuro diferente.
Los números sobre el crecimiento económico es bueno pero ese crecimiento no alcanza para distribuir equitativamente en la sociedad y pareciera que el crecimiento solo es para unos cuantos, aquellos que están vinculados a la política y al estado, además los primeros beneficiados son los dueños de las grandes empresas o de aquellos países que invierten, pero no benefician a los ciudadanos para que tengan una vida digna.
Mientras observamos un Poder Ejecutivo cada vez más corrupto sin un mínimo de conciencia, en complicidad con el Congreso que legisla leyes en beneficio de sus organizaciones dejando de lado a la sociedad que clama por justicia, mejores empleos, atención adecuada en salud y sobre todo una mejor educación; nuestra justicia es lenta y politizada no hay capacidad para administrarla correctamente, y estamos a puertas de una nueva elección y empiezan las grandes promesas cargadas de falacias, donde observamos como algunos cuantos tratan desesperadamente de tomar el poder para enriquecerse y no para servir a los demás, partidos reciclados con ideologías obsoletas y nuevos partidos que no tienen lideres sino amos y caudillos que se compran un partido para participar del botín del Estado.
Nuestros jóvenes están alienados por redes sociales e ídolos de barro, pareciera que no tienen la motivación suficiente para ser parte de un cambio y responden a los intereses de unos cuantos de tenerlos sumisos en la pobreza intelectual sino pregunten a los congresistas porque destrozaron la reforma educativa y ahora las universidades solo buscan lucro con el dinero de padres que hacen esfuerzos para darles un futuro diferente, ni que decir de las universidades del estado con docentes que no se adaptan a los nuevos cambios, con títulos de doctorados que los compraron y no permiten esa revolución educativa que lograría que las nuevas generaciones tomen el poder con una visión de transformación, buscando el bien común.
Nuestro país necesita un verdadero cambio, con gente comprometida para ello, debemos prepararnos para defender lo nuestro de las organizaciones criminales que nos están destruyendo, de ti depende el cambio.