El pueblo peruano el domingo último recibió la noticia de la cruel muerte de José Miguel Castro, aspirante a colaborador eficaz en el caso de las supuestas coimas recibidas por la exalcaldesa de Lima, Susana Villarán, procesada por presunto financiamiento ilícito de Odebrecht y OAS.
José Miguel Castro Gutiérrez, economista y exgerente municipal durante la gestión de Susana Villarán (2011–2014), periodo en el cual se habrían producido presuntos actos de corrupción donde están comprendidos las constructoras brasileras Odebrecht y OAS, quienes habrían dado aportes a la exalcaldesa por las sumas de $3 000 000 y $1 000 000 respectivamente, para financiar la campaña de la no revocatoria de la alcaldesa.
De acuerdo a la hipótesis fiscal, la petición del dinero se habría efectuado en el primer trimestre del 2013, cuando Susana Villarán y Jose Miguel Castro eran funcionarios. A cambio, se suscribieron el contrato de concesión del proyecto Vías Nuevas de Lima y la adenda n.° 1 del proyecto Línea Amarilla (por 40 años), las cuales beneficiaron a las empresas brasileñas.
Para justificar ante la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), el grupo de Villarán habría consignado datos falsos de personas supuestamente aportantes. El juicio a la exalcaldesa recién empezará en setiembre, después que el juez dilató muchos meses el inicio de su juzgamiento.
Llama la atención en la forma cómo murió José Miguel Castro. Según los reportes forences de la policía, fue su padre quien lo encontró tendido en el piso del baño, con un corte profundo de aproximadamente 14 centímetros en el cuello. No se conoce suicidios bajo esa modalidad, que hace sospechar que habría sido asesinado.
Los peritos policiales cuando inspeccionaron la escena, dentro del baño, encontraron dos cuchillos ensangrentados (uno de cocina y otro de pan). A la entrada se encontró un teléfono celular . También, la chapa de la puerta del baño parecía haber sido manipulada. Habrá que esperar el informe de la necropsia y de la investigación policial para saber si fue asesinado o se suicido.
En los anales policiales, este sería el tercer caso de muerte de los testigos clave de los casos de corrupción, para evitar que se descubra a la red criminal.
Está latente la muerte de Nilo Burga, dueño de Frigoinca, empresa comprendida en el caso de los alimentos malogrados que distribuyó Qali Warma. El peritaje policial reveló que el cuerpo del empresario fue manipulado y que las heridas no pudieron haberse autoinfligido. Burga falleció por un shock hipovolémico debido a múltiples heridas de arma blanca.
Hace años murió el forma misteriosa Emerson Fasabi Moscovich, exvigilante de la casa del expresidente Ollanta Humana. El presidente de la Comisión de Fiscalización y Contraloría, congresista Rolando Reátegui Flores, el 2018 dio a conocer informe final de la investigación sobre su muerte, y llegó a la conclusión que se debió a una “causa violenta”. Fasabi, no habría consumido alcohol ni murió de pancreatitis, según los primeros exámenes, sino que murió por envenenamiento.