A un mes del inicio de los Censos Nacionales 2025 en Perú, el proceso de empadronamiento avanza con dificultades en diversas regiones del país. Aunque miles de hogares ya han sido registrados, persiste la negativa de ciertos sectores de la población a brindar información, lo que pone en riesgo la representatividad de los datos. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), esta resistencia se concentra principalmente en zonas rurales y urbanas periféricas, donde aún circulan desinformaciones sobre el uso de los datos censales.
Los empadronadores, pieza clave del operativo, enfrentan condiciones adversas que van más allá del rechazo ciudadano.
En las últimas semanas se han reportado incidentes de agresiones físicas, ataques de perros callejeros y, en casos extremos, asaltos e intentos de violación. Estas situaciones han generado preocupación entre los equipos de campo y han motivado llamados urgentes a reforzar las medidas de protección.
El INEI ha reconocido la gravedad de estos hechos y ha solicitado apoyo logístico y operativo a los gobiernos locales y a la Policía. Sin embargo, en muchas zonas, los censistas continúan trabajando sin acompañamiento ni protocolos claros de seguridad.
A medida que el censo entra en su segunda fase, es imperativo que el Estado garantice condiciones seguras para los empadronadores y promueva campañas de sensibilización que fomenten la participación ciudadana.
Los datos que se recojan este año serán fundamentales para la planificación de políticas públicas en salud, educación, infraestructura y desarrollo social. Ignorar los riesgos actuales podría comprometer no solo la calidad del censo, sino también el futuro de millones de peruanos.