Escribíamos, en la columna pasada, que una parte de la responsabilidad en la actual crisis política que vive el país es atribuible al accionar o mal accionar del presidente Castillo. A estas alturas del gobierno, resulta evidente su poca experiencia e incapacidad política para el cargo. Sin embargo, no es el único responsable. Considero que más responsabilidad tiene el Legislativo, ya que está integrado, supuestamente, por políticos expertos, que deberían brindar mayores y mejores soluciones a los problemas nacionales.
Es imperiosa la necesidad de una permanente y educadora campaña múltiple de difusión en la ciudadanía, sobre los conceptos: República, Democracia y Estado de derecho; con estrategias de implementación y práctica diaria, por parte del gobierno (de los tres niveles); y de las organizaciones sociales, vecinales, gremiales y profesionales.
Muchas personas creen que, las leyes están por gusto, porque no se cumplen; que los compromisos asumidos son saludos a la bandera, porque no se ejecutan; que los políticos no practican lo que predican; que los gobernantes se dedican a robar, entran pobres y salen ricos. Todo esto es lamentablemente cierto; y así ha sido desde la Colonia, la Emancipación y en los doscientos años de independencia.
¿Así será todo el tiempo? ¿Podremos algún día erradicar estas nefastas creencias? ¿Estamos en condiciones cada peruano y cada peruana de decidir cumplir las leyes, ejecutar los compromisos, practicar lo que predicamos y ser gobernantes honestos y eficientes? ¿Qué necesitamos para ser diferentes, mejores y buenos ciudadanos? ¿Nueva Constitución? ¿Cuál? ¿Nuevo modelo económico? ¿Cuál? ¿Nuevo régimen político? ¿Cuál? ¿Nuevo sistema de gobierno? ¿Cuál? ¿Nueva forma de Estado? ¿Cuál? ¿Nueva ideología? ¿Cuál?
Antes de las independencias de los países, los pueblos, tuvieron regímenes absolutos, imperaba la voluntad del rey, había súbditos; no elegían a sus gobernantes, uno que decía ser descendiente de los dioses se declaraba rey a perpetuidad y era hereditario; no tenían Constitución, la voz del rey, era sagrada e irrefutable. Luego, surgieron, la República, el poder se le arrebató al rey y se separó en tres: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial; la democracia, ha ido abarcando a más personas, por ello hay ciudadanos con el derecho de elegir y ser elegidos; la Constitución, “contrato social” y Estado de derecho, para someter a gobernantes y gobernados, a derechos y obligaciones sin privilegios; limitar el poder a gobernantes con renovación (período de mandatos y pluralismo); y proteger los derechos de las personas sin discriminación. Ciudadanos y ciudadanas: Decidamos ser y hacer República, Democracia y Estado de derecho.