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Racionalmente polarizados

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DIARIO VIRAL

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En un polo están quienes buscan mayor protagonismo del Estado en nuestras vidas. Con más impuestos para “igualar la cancha” de los servicios públicos como la salud, dicen, para poder gozar todos de medicinas y una atención básica requerida. 

En el otro polo estamos quienes acusamos al Estado de malversar los recursos expropiados a la gente con la consigna de “mejor salud para todos” y condenar a los ciudadanos a mendigar mínimas condiciones de atención: el 46% de pacientes optan por las boticas y farmacias privadas para atenderse, porque los medicamentos no están disponibles en los hospitales estatales y solo el 43% de la demanda del primer nivel de atención es resuelta, debiendo llegar al 80%. (ComexPeru, 2024).

En un polo están quienes buscan mayor protagonismo del Estado en nuestras vidas. Con más inversión estatal, dicen, la educación de mejor calidad debería garantizarse en cada rincón del país. 

En el otro polo estamos quienes vemos al Estado como el promotor de una educación precaria y deficiente. En los últimos diez años, la cobertura de agua, luz y saneamiento en los colegios bajó de 52% a 39%. La tasa de analfabetismo en una región como Apurímac, creció de 10% a 11% entre los años 2022 y 2023 (IPE, 2024). Y el Congreso ha aprobado la creación de 21 universidades estatales en un fin de semana, sin la justificación técnica necesaria, considerando la paupérrima calidad educativa de muchas de las existentes y la baja ejecución de sus presupuestos, en promedio. 

En un polo están quienes buscan mayor protagonismo del Estado en nuestras vidas. La pobreza, dicen, podría reducirse vertiginosamente si el Estado con mayor inversión pública logra incentivar el empleo. 
En el otro polo estamos quienes no solo creemos, sino constatamos que la pobreza no se reducirá mientras la tasa de inversión privada siga en franco retroceso: desde el 2014, año en que se paralizaron importantes proyectos mineros, o se malgastaron ingentes recursos en remodelar una refinería, la inversión privada se estancó, y hoy, a diferencia de los diez años de notoria recuperación económica (del 2003 al 2014), tenemos 3.3 millones de nuevos peruanos en situación de pobreza. Incluso, los programas de ayuda del Estado que paliaron las condiciones del sector más pobre del país se financiaron con el crecimiento económico logrado por el auge de la inversión privada. (IPE, 2024)

En un polo están quienes buscan mayor protagonismo del Estado en nuestras vidas. Mientras más ministerios puedan crearse para gestionar las necesidades de la gente, dicen, una mejor focalización de los recursos existirá.
En el otro polo estamos quienes creemos que un sol destinado a un burócrata es un sol menos en el bolsillo de la gente que crea riqueza. La planilla de más de 1,6 millones de empleados estatales ralentiza los procedimientos administrativos y vuelve pesado el andar de un Estado que crece sin control (la planilla se incrementa en más de 1% cada año). Un Estado más grande es un Estado más difícil de vigilar. Un Estado más oneroso es una inversión urgente menos que atender. Un Estado más grande es un Estado más regulador y por lo tanto más obstruccionista en las iniciativas privadas. 

En un polo están quienes buscan mayor protagonismo del Estado en nuestras vidas. En el otro polo estamos los que creemos que la base del progreso está en la libertad, la responsabilidad y la iniciativa de los que asumimos creativamente un papel en la creación de mejores oportunidades para los ciudadanos. Polarizados estamos siempre. Ahora, se trata de saber en qué polo nos encontramos. 

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