¡Qué miedo! Exclamaba una comerciante de la calle Corbacho la tarde del último martes. Esta sensación la abordaba mientras veía a un grupo de manifestantes que bajaba por esta vía del Cercado con dirección a la plaza de Armas. Lamentablemente los excesos de parte de quienes protestan contra el Gobierno ha manchado el derecho a la protesta que tiene la ciudadanía y ahora se confunde con personas que pueden atacar, saquear u ofender a quienes no los apoyen, los manifestantes perdieron el respeto de muchos pobladores.
El motivo es que desde el 4 de enero y previamente en diciembre, existieron personas inescrupulosas que atacaron propiedad privada y estatal dejando una estela de destrucción y muerte a su paso.
No solo eso, hay pérdidas económicas que generan las protestas contra el comercio, turismo, mypes, servicios, transporte, salud, entre otros, sectores afectados que no podrán recuperarse fácilmente.
La situación empeora, por ello, la tarde de este martes, los propietarios de los locales comerciales de la calle Corbacho decidieron cerrar sus puertas mientras transitaban los manifestantes. Su seguridad era lo primero ante el temor de enfrentamientos y pese a ello, algunos huelguistas quisieron romper sus puertas o todo lo que les generaba imponer sus ideas.
Lamentablemente no es la primera ni la última vez que una protesta termina deformada por causa de quienes creen que el caos es la única salida a los inconvenientes.
Este es el problema que surge cuando se priorizan otros intereses sobre los legítimos pedidos del ciudadano que cada día busca justicia a la vez que quiere salir de la crisis.