El alcalde provincial de Arequipa esta semana ha señalado que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) recién libera los presupuestos a fin de año, justificando así el inicio tardío de las obras en la calle Andrés Martínez, la avenida Quiñonez y el óvalo Grau. Sin embargo, esta explicación no convence a la ciudadanía ni a los especialistas, pues informes de la Contraloría han advertido que gran parte de los municipios de la región no ejecutan ni la mitad de los recursos que reciben durante el año.
La consecuencia es evidente: trabajos concentrados en diciembre, justo en la temporada de mayor tránsito y actividad comercial, generando caos vehicular, molestias para vecinos y comerciantes, y un clima de desconfianza hacia la gestión municipal.
En la calle Andrés Martínez, los tramos inconclusos y la señalización deficiente exponen a peatones y conductores a riesgos innecesarios. En la avenida Quiñonez, las obras se perciben como parches sin un diseño integral que garantice durabilidad volviendo a asfaltar en lugar de adoquinar. Y en el óvalo Grau, la intervención ha provocado embotellamientos diarios que afectan tanto a transportistas como a ciudadanos comunes.
La pregunta que se repite es clara: ¿por qué no se planificaron estas intervenciones en meses de menor impacto? Culpar al MEF puede ser un recurso político, pero no exime a la autoridad local de su responsabilidad en la ejecución eficiente y transparente de los recursos.
La población exige claridad, planificación y respeto por su tiempo y bienestar. De lo contrario, las promesas de modernización se reducen a gestos vacíos que profundizan la brecha entre la autoridad y la ciudadanía.
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