Para hoy está programada una jornada de protesta que algunos han denominado como la Toma de Lima. En esta manifestación se pide, entre otras cosas, la salida de quienes nos gobiernan en el Ejecutivo y Legislativo. De igual forma, otro sector pide la libertad de Pedro Castillo y nueva Constitución.
Sea cual sea el pedido, lo cierto es que detrás de estos pedidos también existen posiciones más que radicales que apuntan a las acciones de violencia contra la propiedad privada y estatal. Hay sectores que buscan atacar a todos aquellos que no quieran sumarse a las manifestaciones.
Lamentablemente hay grupos que malinterpretan el derecho a expresarse libremente mediante la protesta. Se piensa que la violencia es la solución para ganarse el respeto de la sociedad cuando lo único que generan es el miedo. Esto solo contribuye a que nuestro país no salga de la crisis y que el aparato productivo siga paralizado por temor a los ataques de un grupo de desadaptados.
Hoy esperemos que los diferentes sectores que convocan a las protestas en todo el país tengan en cuenta que también debe existir el respeto hacia quienes no desean protestar. Esto se verá reflejado en evitar el ataque a las instituciones privadas y estatales. Si salen a marchar que lo hagan para manifestarse contra toda la crisis que afecta al país con la finalidad de exigir a quienes nos gobiernan que implementen acciones más concretas y que no solo sean aves de paso.
Repetimos, el derecho a la protesta pacífica es completamente permitido por la Constitución Política del Perú y la Convención Americana sobre los Derechos Humanos. Nada impide que las personas puedan reunirse y expresar su rechazo a tal o cual posición pero dentro de los límites de la tolerancia hacia quienes sostengan una opinión diferente. Ir en contra de ello es simplemente atentar contra la sociedad y limitar nuestro desarrollo.