Los niños y niñas cada vez pasan más tiempo encerrados, en pequeños departamentos, conectados a dispositivos digitales, televisores, computadoras o celulares y estos equipos sobre estimulan sus sentidos.
Por ello se recomienda que las veces que se pueda, los peques de nuestra vida tengan contacto con la naturaleza a jugando con la tierra, el agua, reconociendo a los animales, con los pies descalzos, disfrutando de la lluvia, viendo figuras en las nubes o a las hormigas trasladando su alimento.
La naturaleza, además, es un espacio de aprendizaje de su entorno, de la vida, de la entrega de la belleza, a través del tacto, el olfato, la vista los niños y las niñas pueden conectar mágicamente con lo natural y desconectarse del ruido y el caos.
Aprender rodeado de naturaleza mejora procesos como la memoria, la atención y la resolución de problemas, el sistema inmunitario se fortalece, se dan menos casos de obesidad, asma y alergias. Las habilidades motoras como: equilibrio, agilidad y coordinación, mejoran.
El aprendizaje basado en la experiencia es más efectivo; muestran una mejoría en su capacidad de razonamiento y de toma de decisiones, desarrollan su espíritu emprendedor, iniciativa, autonomía y autodisciplina; son más creativos e imaginativos.
Se potencia el trabajo en equipo y el sentido de cooperación, cuidan y defienden el medioambiente. Se produce un desarrollo socioafectivo muy positivo. Los niños tienen menos estrés y tensión y se minimizan comportamientos violentos.
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