Los manipuladores de conciencia, son personas que utilizan tácticas psicológicas para influir y controlar los pensamientos, comportamientos y emociones de otras personas, generalmente sin su total consentimiento. Los manipuladores aplican métodos que provocan, en los destinatarios, confusión en sus decisiones y, peligrosamente, les crean una obligación.
Este tipo de manipulación es frecuente en la política. Se aplica mediante la propaganda, para moldear la conciencia de la gente. No solo lo hacen en la plaza pública, con manidos discursos, sino también en los medios masivos y en las redes sociales, aprovechando que los jóvenes son consumidores de la información que les llega a sus celulares.
Los manipuladores políticos, utilizan tácticas de manera intensa; en la mayoría de ocasiones, se victimizan, por ejemplo, en caso tengan pendientes acusaciones sobre corrupción. Dirán que todo ha sido una venganza política y que son ¡inocentes!. Ante esta arremetida de los manipuladores, las colectividades deben defenderse; primero, reconociendo sus vulnerabilidades y, luego, confiar en sus propias convicciones.
Frente a los manipuladores, es primordial decir: ”no” y defender los principios en las ánforas. Los manipuladores políticos buscan afanosos, el voto que los conduzca al poder y, una vez que logran este objetivo, se producirá la clásica metamorfosis. Lo que prometieron en campaña, ya no lo sostendrán. Por ahora, partidos políticos tienen a su disposición 77 millones de soles, que el gobierno desembolsó desde el 2021, con proyección al 2026. Un regalo para su financiamiento que debería ser eliminado.
Los manipuladores que ya tiene antecedentes autocráticos y que disfrutan con el complejo de monarcas - cuando estén en el poder, harán lo mismo, nunca cambiarán- pero se presentan como candidatos y precandidatos a la presidencia. En el caso de los congresistas - más de 32 – que dieron leyes procrimen quieren reelegirse y, otros, pretenden el Senado; todos prometerán una política gubernativa fuerte, para combatir la criminalidad y la inseguridad ciudadana. ¿Acaso querrán nuevamente modificar el rol de las fuerzas armadas e involucrarlas directamente en política, al estilo de los noventa?.