La naturaleza nos ha mostrado su lado más cruel este fin de semana. Huaicos originados por las intensas lluvias, literalmente arrasaron con todo a su paso en poblados cercanos al anexo de Secocha en la provincia de Camaná. Las cifras de muertos y viviendas afectadas se incrementan a medida que avanzan las tareas de rescate. Inicia el duelo de decenas de familias, que hoy más que nunca necesitan el apoyo de todos los arequipeños.
Lo peor viene por el hecho que no se cuenta con las suficientes formas de comunicarse con la zona del desastre. Los deslizamientos también afectaron las vías de ingreso y aislaron al anexo de Secocha, en un momento donde los minutos cuentan para entregar toda la ayuda posible. Por ejemplo hablamos de una zona donde no hay abastecimiento de un elemento tan primordial como el agua potable.
Otro factor que deben tener en cuenta nuestras autoridades es que las lluvias continuarán en igual o mayor intensidad en la región Arequipa. Por ende el escenario de un huaico con efectos mortales podría repetirse y nos debe encontrar más preparados.
El gobernador regional y su equipo de emergencias llegaron al ojo de la tormenta, pero la población de la zona necesita más ayuda y más puentes para llevar a la zona del desastre, decenas de familias lloran a sus muertos sin saber qué hacer. Nuestra región se debate en un duelo general, pues las protestas, la crisis política y ahora la inclemente naturaleza nos ponen contra las cuerdas y no sabemos cómo reaccionar.
La estela de muerte puede seguir creciendo y debe tenerse en cuenta la necesidad de estar más preparados frente a una desgracia y con las acciones concretas para que las cifras negativas no crezcan. Esto no solo ocurre a nivel regional. En todo el Perú las lluvias están dañando ciudades. De igual forma a nivel internacional el terremoto de Turquía enluta al mundo y nos hace reflexionar sobre la necesidad de estar preparados.
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