El 2016, predominó la neooligarquía, monooligopólica, lobista y mediática: salió elegido presidente de la república, Pedro Pablo Kuczynski, hizo lobi, a favor de empresa brasilera Odebrecht, en el gobierno de Alejandro Toledo, este acaba de ser condenado a veinte años y seis meses de cárcel por delitos de colusión y lavado de activos; para el Congreso, triunfó el fujimorismo heredero del 5 de abril del 1992 (recibió dinero de grandes empresas), obtuvo mayoría absoluta.
Esta derecha, accedió al Poder Ejecutivo (PPK), y al Poder Legislativo (Keiko Fujimori); siameses, pegados por el neoliberalismo y la Constitución de 1993; pudieron realizar una buena gestión.
Se enfrascaron en absurda pugna, por ofensas proferidas por el lobista a la señora K, quien actuó en represalia, dejando de lado los intereses nacionales, provocó la renuncia de Kuczynski; ascenso y vacancia de Vizcarra; cierre del Parlamento; fugaz y mediocre presidencias de Merino y Sagasti.
En medio de la crisis política, arriban las elecciones del bicentenario; fue peor, el JNE inscribió plancha presidencial incompleta, integrada por Pedro Castillo (presidente), está preso; Dina Boluarte (primera vicepresidenta), ahora presidenta, con aprobación de 3.2 %; Vladimir Cerrón (segundo vicepresidente), fue tachado, por tener condena penal, está prófugo de la justicia.
Resultó una catástrofe, eligieron a quien creía no iba a ganar y no estaba preparado para ser jefe de Estado; designaron a ministros sin idoneidad y con antecedentes.
La crisis política continuó con Perú Libre, en el Gobierno nacional, de ideología marxista, leninista, mariateguista; demoraron en designar al gabinete ministerial, juramentó incompleto, cometieron irregularidades desde el primer día de gobierno; en el Parlamento nacional, se estructuró una coalición de sancochado de derecha: Acción Popular, Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Avanza País, Renovación Popular, Podemos Perú.
A la vez, se armó otro sancochado de izquierda comunista y caviares. Ni qué decir de la composición congresal: prontuariados, ligados a economías ilegales, mochasueldos, violadores de secretarias en el mismo Congreso, los famosos “Niños”.
De un extremo (2016), pasamos a otro extremo (2021); las elecciones generales del 2026 ¿serán mejores o peores?, ¿se llegará al fondo o será el despegue político?