El sueño de desarrollar una agricultura moderna, que atienda la demanda interna y los mercados internacionales, son para Arequipa una oportunidad perdida.
El desinterés y negligencia demostrada por las autoridades regionales para ejecutar la II etapa del Proyecto Especial Majes y la falta de involucramiento de las organizaciones civiles, empresariales y sociales en la defensa de tan importante proyecto agroindustrial así lo evidencian.
Quienes reclaman y protestan por la crisis económica y política en la región, prefieren subirse a las caravanas que protestan en las calles lanzando piedras y arengas, y solo abonan en el caos que nos rebasa, los líderes empresariales y la academia tampoco tienen la fuerza ni el compromiso para promover y defender un espacio de diálogo en el que se generen propuestas y se arranquen compromisos a los políticos para que cumplan con la palabra empeñada, “trabajar para el desarrollo regional”.
Arequipa está perdiendo y los arequipeños aún más, hace medio siglo empezó este proyecto de irrigación que felizmente se desarrolló en su primera etapa, lamentablemente hace más de una década la segunda etapa de Majes Siguas se diluye entre posiciones individuales, compromisos y poses políticas que nos están quitando la gran oportunidad de liderar el desarrollo agroindustrial en el sur peruano.
Se trata de una inversión superior a los 650 millones de dólares, que ampliará la frontera agrícola con más de 38 mil hectáreas, generará más de 190 mil puestos de empleos, cerrará la brecha de infraestructura de riego, nos colocará en una posición expectante en el campo de las exportaciones, pero en Arequipa prefieren ir a “tomar Lima” o quedarse como espectadores.
En los siete primeros meses de la gestión del actual gobernador, ya han pasado tres gerentes en el proyecto especial Majes Siguas II, sin una posición política y técnica que garantice la defensa del proyecto, cuyo contrato, el concesionario ha solicitado se termine por incumplimiento de obligaciones, lo que nos llevará a un arbitraje internacional, en el que nos exponemos solo a pérdidas cuantiosas.
Penoso ver cómo el león del sur se ha perdido en la cotidianeidad de la protesta callejera, de la arenga, de la queja permanente para renunciar al añorado liderazgo regional que en el pasado la convirtió en a orgullosa, independiente y noble Arequipa capaz de construir su propio desarrollo político y económico.