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La fugacidad del poder

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DIARIO VIRAL

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La señora Boluarte ha salido esta semana a defenderse gritando. Desde su estrado grita, creyendo así que lo que dice se convierta en realidad, que ella no es la responsable de los más de 60 muertos en lo que va su régimen de gobierno, que ella no es “Dina asesina”, que los muertos son los únicos responsables de haber muerto o que, en el peor de los casos, el expresidente Pedro Castillo es el responsable de esas pérdidas de vidas humanas. La señora cree que nunca va a dejar el poder, cuando el poder político es lo más fugaz que existe, en especial en este país.

La fugacidad del poder político es un concepto que se refiere a la idea de que el poder en el ámbito político es efímero y transitorio, y que quienes lo detentan pueden perderlo rápidamente si no saben cómo mantenerlo y ejercerlo de manera efectiva. En muchas democracias, los líderes políticos son elegidos a través de elecciones periódicas, como elecciones presidenciales o legislativas. Esto significa que su mandato tiene un tiempo limitado desde el principio, y su permanencia en el poder depende de su capacidad para ganar y mantener el apoyo popular en las urnas. Los votantes pueden cambiar de opinión y elegir a nuevos líderes en la próxima elección, lo que hace que el poder político sea efímero. Sin embargo, las condiciones políticas y sociales pueden cambiar rápidamente.

Los líderes políticos pueden perder apoyo debido a eventos inesperados, crisis económicas, desastres naturales, conflictos internos o externos, y otros factores impredecibles que pueden surgir en cualquier momento. Estos cambios repentinos pueden erosionar la estabilidad y la permanencia del poder político. Por otro lado, las decisiones políticas impopulares o controvertidas pueden erosionar rápidamente la base de apoyo de un líder político. La toma de decisiones equivocadas o la falta de respuesta adecuada a las necesidades y preocupaciones de la población pueden llevar a la pérdida de confianza y, en última instancia, al derrocamiento.

En última instancia, el poder político reside en la voluntad del pueblo. Si la población está descontenta con el desempeño de un líder político, puede manifestar su descontento a través de protestas, manifestaciones y otras formas de movilización social. Este descontento puede llevar a la destitución o renuncia de un líder en el poder. Parece que la señora Boluarte olvida que, por más apoyo que tenga en el Legislativo, el verdadero poder reside en el pueblo, ese pueblo al que ayer mandaba a silenciar y al que ahora amenaza.
 

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