La Navidad permite ver a niños contentos, sonrientes, estrenando ropa nueva, jugando con carritos, muñecas, soldaditos; tendremos deudas, pero ver a nuestros hijos sonriendo “no tiene precio” para todo lo demás existen las deudas bancarias y el trabajo de 12 horas.
En esta Navidad es necesario recobrar a los niños, no solo en la obligación paternal de educarlos en el valor del agradecimiento, sino también recordar que cada vecino lleva un niño dentro.
La vida de un niño en nuestras asociaciones no es fácil, a pesar del esfuerzo de los vecinos, lo primero que perciben es el rechazo, la exclusión, percepción que se vuelve realidad a medida en que va experimentando en carne propia los problemas al tratar de acceder a un sistema de salud inclusivo o al solicitar un derecho fundamental, educación; desde niños aprendemos en primera fila los efectos del dinero y del poder de la corrupción.
El niño que llevamos dentro no está contento, es víctima del individualismo, la pelea por conseguir dinero, es testigo de la lucha electorera por conseguir el poder, es devorado por el placer de consumir y gastar lo que no se tiene.
En esta Navidad, vecinos, tenemos la tarea de recobrar esa mirada de Niño, de valorar la vida como motor de nuestra sociedad, de participar en política no como instrumento, sino como fuente, ser parte de nuestra historia y aprender de nuestra historia para no repetirla.
En nuestras familias hemos visto con una sonrisa en nuestro rostro cómo nuestros hijos culminaron el año académico 2022, nos pusimos contentos, alegres, porque el niño interior nuestro sabe que solo el regalo de la educación logrará sociedades con dignidad y libertad.
Feliz Navidad, vecino, y terminemos bien esta última semana del año 2022.
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